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D. Agustin de Jauregui, siendo Gobernador y Capitan General de este reino, inteligenciado de la juiciosa conducta del Coronel D. Joaquin, y del mérito que sobre este particular tenia contraido, puso al cargo y mando de este oficial las operaciones referidas, y le ordenó en carta de 20 de Agosto de 1779, que para formalizar las correspondientes instrucciones, con total arreglo á las soberanas intenciones de S.M., y al religioso espíritu que manifiesta la misma real órden de 29 de Diciembre, le previno, que con la posible anticipacion y reserva le expusiese cuanto considerase preciso y necesario para habilitar dichas expediciones, de modo que, por falta de víveres, bagages, armas, municiones y pertrechos no tengan que padecer necesidades, peligros, ni atraso en las marchas á su destino: lo que podria facilitarse de estos auxilios y provisiones en la plaza de Valdivia y su jurisdiccion; y lo que habia de llevarse en el navío del situado, así de esta capital como de la de Lima.

El traductor de esta historia hizo después cuanto estuvo en su mano para continuar la publicación de la misma, no habiendo podido lograr, á pesar de sus esfuerzos, el raro hallazgo de un editor, que, haciendo caso omiso de noveluchas y libros insignificantes, pero de venta inmediata y más segura, se expusiese á dar á la estampa una obra entonces tan nueva é importante como esta, pero que exigía hacer previamente gastos de alguna consideración, y que, á pesar de lo muchísimo que honra á España, habría acaso de venderse con más lentitud de lo que pide la codicia y el afán poco escrupuloso de lucro.

La moral está fundada, pues, en el bien general. ¿Qué era lo que exigía el bien general cuando ese desgraciado viejo se arrojó al agua? ¿Exigía que mi yerno expusiese su vida por salvarle?

Si analizase y expusiese los argumentos de cada comedia, acompañándolos de observaciones críticas, llenaría volúmenes enteros en detrimento de otros poetas, de los cuales ha de tratar; no le queda, por tanto, otro recurso que indicar en general los caracteres dramáticos especiales, que distinguen á las poesías de Lope, y esforzarse en presentar al lector la idea más extensa y completa acerca de la variedad de sus producciones, aludiendo sólo ocasionalmente á comedias aisladas, y exponiendo un extracto, lo más sumario posible, de su argumento.

Ese exceso de amor materno le escandaliza. Dice que en Francia se permite a las señoras hacer muy bonitos versos sobre este asunto; pero no tolerarían que una madre joven expusiese su salud, marchitando la frescura de su tez, privándose de reposo y de alimento, y olvidando su bienestar individual al lado del chiquillo.

Insensible á la voz y á los ojos de ella, habló Robledo fríamente, lo mismo que si expusiese un trabajo de ingeniería. Había discurrido, mientras conversaba con Federico, la manera de sacarlo de París. Buscaría al día siguiente un automóvil para él, como si se le hubiese ocurrido de pronto emprender un viaje á España. Era oportuno tomar precauciones.

Al principio trataron de protegerme, quisieron evitar que me expusiese al peligro; pero, cuando comprendieron que mi resolución era inquebrantable, se dijeron, dándose o no cuenta de la verdad, que el único medio era fiarlo todo a la suerte y dejarme llevar adelante, a mi manera, la lucha mortal emprendida contra Miguel.

Mi tío poníase achacoso... los catarros comenzaban a minar su naturaleza; y Blanca, una vez aliviada de sus incomodidades maternales, quería indemnizarse de su ausencia de la sociedad y exigía que su pobre marido expusiese sus constipados a las corrientes de aire de los teatros y a las salidas de los bailes. Era necesario obedecer; aquella mujer no daba tregua.

Cuando el Estudiantón requirió a Belarmino a que expusiese su sistema, el zapatero replicó con dulce ironía: ¿Y qué es un sistema? Quizás lo que usted llama sistema no es lo que yo llamo sistema. Yo, gracias a Dios, no tengo sistema. Lo que usted quiere decir es postema. Tampoco, gracias a Dios, tengo postema. Bien, bien, Belarmino; confieso que no le entiendo a usted todavía.

No quisieron que expusiese su vida, pues sólo los mineros muy expertos eran capaces de bajar por los pozos. Alguien propuso avisar al capataz. Todos aprobaron la idea. Se le fué á buscar: se hallaba en la herrería, no lejos de allí. Vino en seguida; le acompañaron algunos mineros. Uno de ellos descendió por el respiradero. Hubo algunos minutos de silencio.