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Alude Lope al mito de Dafne, que la lectura de Ovidio, tan gustado en la Edad Media y en el Renacimiento, incorporó a la literatura moderna: la esquiva Dafne huye de Apolo, que, enamorado, la persigue; Dafne siente que el aliento de Apolo toca su cabello; pide a la tierra que la esconda en su seno o que destruya la belleza que causa su pérdida.

Pero yo no puedo creer que Bartolo se esconda, ¡vamos! dijo otro, recalcando el chiste de Martinán. Pues que se esconda ó no se esconda profirió Firmo, en cuanto le vea le salto todas las muelas. Podéis decírselo á ese zote. Y adiós, que me esperan.

Solía decir a su discípulo: Pregunta, pregunta, hijo mío, que no he de ser yo quien te esconda lo poco que he cosechado en los libros; pero no olvides que de nada te han de valer en Purgatorio estas migajas de ciencia que nos dejaron los sabios cristianos y gentiles. Buscaba siempre inculcarle el desprecio del mundo, y poseía para ello, como pocos, la elocuencia del ascetismo.

Una vez en pie, bramando de ira, se arroja sobre el garrote de uno de los paisanos, se lo arranca de las manos, lo empuña con las suyas indomables y se lanza á la puerta rugiendo: ¡Puño! ¡repuño! Tanto insulto no lo aguanta el hijo de mi madre. ¡Aunque se esconda debajo de la tierra he de atrapar hoy á ese puerco y le he de abrir la cabeza! Los tertulios, claro está, se apresuran á detenerle.

Quino se acerca á Telva y con frase insinuante la requiebra y la felicita. Arrimados á una columna del pórtico departen en voz baja mientras Eladia, con la muerte en el alma, les dirige miradas fulgurantes. Pero Flora, la gentil zagala de Lorio, se acerca á ella y procura distraer su pena con su charla siempre alegre y graciosa. Deja que me esconda detrás de ti. Jacinto me persigue y me sofoca.

Todo lo que podemos desear es que su herida sea larga, que se esconda por mucho tiempo y no la vean nunca las generaciones que guardarán todavía nuestro recuerdo. La guerra Iba ascendiendo don Marcelo por una montaña cubierta de arboleda. El bosque ofrecía una trágica desolación. Se había inmovilizado en él una tempestad muda, fijándolo todo en posiciones violentas, antinaturales.

Pues yo no me escapo replicó el joven con resolución. No he cometido ningún delito. D. Andrés, por los clavos de Cristo, se esconda... Mire usted que no sabe a lo que se expone. Estos paisanos son muy ladinos y le van a armar una trampa. Nada, nada; no me escapo.

Mira, Cipión, ten por cierto y averiguado, como yo lo tengo, que al desdichado las desdichas le buscan y le hallan, aunque se esconda en los últimos rincones de la tierra.

A todo esto, Rosa se había acercado, sospechando de lo que se trataba, y con voz anhelante y temblorosa comenzó a decirle: Escóndase, D. Andrés, escóndase... ¡Por la Virgen Santísima se esconda!... Detrás vinieron algunos paisanos y, enterados del caso, le rogaron lo mismo.

Vine yo con gran disimulación, y en entrando, me dieron la cédula diciendo: -Dineros y amor mal se encubren, señor don Ramiro. ¿Cómo que nos esconda V. Md. quién es debiéndonos tanta voluntad? Yo hice como que me había disgustado por el dejar de la cédula y fuime a mi aposento.