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Después se toma una cucharada de pasta y se fríe en aceite muy caliente. TORRIJAS. Se cortan a rebanadas unos panecillos, se empapan bien en leche y se dejan reposar; después se rebozan en huevo batido y se fríen; al servirlas se espolvorean con azúcar y canela; también se ponen en una fuente al horno, echándoles, en lugar de azúcar, agua y miel de abejas por partes iguales.

Con azúcar, canela, harina y un poquito de cerveza se hace una pasta bastante espesa, se envuelven bien las rodajas en esta pasta y se fríen en manteca de vaca muy caliente, echándoles también por encima para que levanten. POLLO CON TOMATE. En una cacerola con manteca de cerdo muy caliente, se echa el pollo a trozos, y sazonado con sal se tapa bien, dejándole cocer en su jugo.

CUCURUCHOS. Se preparan unas rajas de ternera bien delgadas; se cubren con un picadillo de jamón, huevos duros y perejil; se hacen un rollo y se ata. Se rehogan en manteca muy caliente, después de rebozarlas con harina; se añade caldo de cocido, vino blanco y cebolla picada; se hace hervir y se colocan los cucuruchos en una fuente al tiempo de servirlos, echándoles la salsa pasada por encima.

El duque se enfureció terriblemente, y lanzando gritos de cólera, y echándoles miradas de fiera acosada, se tiró al suelo y se puso a recoger de nuevo los mendrugos, mientras los criados celebraban con algazara la gracia de su compañero. Cuando ya los tenía todos en la bandeja y corría hacia la puerta para librarse de sus burlas, el mismo rapaz se fué tras él y otra vez se los tiró.

Después se fríen en aceite y se colocan en una cacerola, echándoles otro poquito de cebolla dorada y caldo suficiente para que cuezan. Puede ponerse una salsa de tomate, aunque para calamares lo mejor es su tinta.

El general reunió en la taberna hasta treinta hombres mejor o peor armados, y echándoles una arenga, donde puso a los «césares y dictadores» por los pies de los caballos, se dispuso a salir con su «valerosa legión» a clavar «el puñal de Bruto en el corazón del tirano». Los chulos no entendieron bien, pero bebieron una copa y se echaron de nuevo a la calle.

Estamos a veintiocho de abril... De aquí al primero de septiembre no hay más que cuatro meses dijo, echándoles una larga mirada entre risueña y enternecida. Si fuese posible que Cecilia se pusiese más colorada, se hubiera puesto. El rostro de Gonzalo se contrajo con una sonrisa sin expresión, y bajó los ojos.

31 Y aconteció, que descendió un sacerdote por el mismo camino, y viéndole, pasó de lado. 32 Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de lado. 33 Y un samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y llegándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó a un mesón, y lo curó.

Todo esto se mezcla y amasa en una cazuela un poco templada, para que se ablande, y luego se le echa la harina para poder manejar la masa ya sobre la mesa, sin que se peguen las manos; entonces se forman las tortas, que se colocan sobre papeles untados de manteca, y echándoles por encima un polvito ligero de azúcar y canela, se meten en el horno.

Había que correrles, echándoles el dinero á las narices; así aprenderían á no ir otra vez con retos á los bilbaínos de las minas. La partida, el domingo al amanecer, fué casi una espedición triunfal. El Chiquito había salido el día antes con varios de sus admiradores para estar bien descansado en el momento de la apuesta.