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Cuando le pareció que se hallaba en su punto, la partió en varios trozos, y tomando un rollo de madera se puso a modelarlos con gran cuidado. Ricardo preguntó con timidez. ¿Me dejas que te ayude, Martita? No sabes. Me dirás lo que debo hacer, y bajo tu dirección marchará bien el negocio. ¡Ahora me adulas! Bueno, consiento en ello, pero lávate las manos.

Otras veces pasa las horas mirando el mar y los peñascos, como si calculase lo que tardarán las olas en partir á trozos su propiedad. Una tarde, yendo á pie de La Turbie á Roquebrune, tropecé con él cerca de su casucha, cuando estaba apacentando unas ovejas.

Suelen tragarse hasta las arenas, piedrecillas y trozos de coral. ¡Qué estómagos! exclamó Hans . Deben tener un aparato digestivo poderosísimo. Su estómago es un tubo que les ocupa todo el cuerpo de punta a punta. En uno de los extremos de ese tubo tienen la boca. Por ella les entra el alimento, el cual recorre todo el tubo interior, y sale por el extremo opuesto sin detenerse.

Los antiguos refieren que en su tiempo se podía reconocer muy bien al monstruo en los trozos de roca que de él quedaron; por puedo asegurar que todavía distinguí claramente la cabeza y á juzgar por ella el monstruo debió haber sido enorme. ¡Maravillosa, maravillosa leyenda! exclamó Ben Zayb, y se presta para un artículo.

Por la noche tornó a salir y a cantar trozos de ópera y piezas de canto: vuelta a reunirse la gente en torno suyo y vuelta a intervenir la autoridad gritándole con energía: Adelante, adelante. ¡Pero si iba adelante no ganaba un cuarto, porque los transeúntes no podían escucharle!

Tanto don Adolfo Bonilla como don Felipe Pérez indagaron con prolijidad cuándo hubo de escribir su obrita Vélez de Guevara, y si la escribió seguidamente, o a trozos y aun con largos intervalos entre unos y otros capítulos.

No es para descrita la pesadumbre del coronel Roberto al descubrir en la cara blanca de uno de estos cuadritos, que llegó a sus manos con la ropa blanca de la semana, la cuenta de su lavandero, y al adquirir el convencimiento de que los restantes trozos de la carta circulaban por igual método entre los clientes del lavadero chino de Fiddletown.

Por la noche tornó a salir y a cantar trozos de ópera y piezas de canto: vuelta a reunirse la gente en torno suyo y vuelta a intervenir la autoridad gritándole con energía: Adelante, adelante. ¡Pero si iba adelante no ganaba un cuarto, porque los transeúntes no podían escucharle!

LINE. Lo recoses después de haberlo rellenado con un picadillo de tocino de pecho, en pedacitos, con menudillos, setas, trufas, unos trozos de naranja, una pizca de perejil y la carne machacada de dos pajarillos. Haces cocer tu pollo, en un hornillo económico, suavemente. LIONEL. ¡Y después te lo comes...! LINE. ¡Todavía no...! ¡El pollo no es nada...! ¡La salsa es todo...!

En aquel tiempo las calles de Madrid no estaban alumbradas, ni empedradas, ni abundaban las tiendas, y las pocas que existían, se cerraban al obscurecer; andaba poca gente por las calles, porque entonces Madrid, teniendo una periferia casi tan extensa como ahora, tenía mucha menos población; las casas, construídas en su mayor parte á la malicia, como se decía entonces, ó para que lo entiendan nuestros lectores, con un solo piso, para librarse de la carga de aposento con que estaban gravadas las que se elevaban más, eran bajas, de pobre aspecto, y muchas de ellas de madera; las calles eran irregulares, tortuosas, estrechas, con entrantes y salientes, y singularmente por la parte contigua al alcázar, por donde marchaba nuestro joven, eran un verdadero laberinto, habiendo trozos en que no se veía una sola puerta, á causa de formarlos las tapias de los huertos de los cuatro ó cinco conventos que había en aquel barrio.