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Las calles de Niza estaban repletas de forasteros como en los años de paz, cuando se celebraban las fiestas de Carnaval. Monte-Carlo veía aumentar considerablemente su público y se abrían nuevas salas en el Casino.

Las comadres celebraron con alborozo el triunfo de Soledad, no sólo por ser de justicia, sino también por espíritu de cuerpo. Era la apoteosis merecida del elemento femenino. Y la celebraban y la festejaban con toda especie de palabrillas, homenajes y sonrisas picarescas.

Sabedor de que se celebraban estas justas, solicita mi señor la honra de medir sus armas con un caballero inglés que quiera aceptar su reto, ya rompiendo lanzas, ya combatiendo con espada y daga, maza ó hacha de armas.

Y al mismo tiempo le sonreían y celebraban con palabras dulzonas sus progresos universitarios, como si temieran malquistarse con él. La excelente salud de la dama parecía burlarse de los pensamientos egoístas de su familia. Aquella enamorada de la limpieza se quitaba de encima los años con igual facilidad, según ella, que sacudía un polvo ilusorio de todos los rincones de su casa.

Las veladas que con motivo de las festividades de determinados santos se celebraban en los diversos barrios y arrabales de la ciudad constituían una de las mejores distracciones del veraneo, siendo famosas entre otras las de San Antonio, las de San Juan y San Pedro, las de Santa Ana y Santiago, la de los Angeles, la de la Virgen de los Reyes, San Roque, San Bernardo, San Bartolomé, San Agustín y los Terceros.

En ambas ceremonias el objeto principal es imponer, ofuscar, amedrentar con el espectáculo de un poder formidable y de una riqueza superior á toda fantasía. Por eso estas solemnidades no se celebraban nunca de improviso. Llégale á un califa la noticia de que un emperador griego, por ejemplo, le manda una embajada , y ya empieza á disponer su recibimiento.

1036 Y se hallan hombres tan malos que dicen de güena gana: "El gaucho es como la lana: se limpia y compone a palos." 1037 Y es forzoso el soportar aunque la copa se enllene; parece que el gaucho tiene algún pecao que pagar. 1038 Esto contó Picardía y después guardó silencio, mientras todos celebraban con placer aquel encuentro.

Por él, sólo por él, habían tenido noticia de la reunión que en aquel sitio celebraban las víctimas indicadas, y á él correspondía evitarlo. Corrió hacia la plazuela de Afligidos con objeto de llamar en aquella casa misteriosa y prevenirles contra el atentado que se preparaba. Por el camino encontró muchos grupos de gente sospechosa.

Desde aquel momento se hallaba la Guardia Blanca en tierra de Castilla y la próxima jornada los dejó en un pinar cercano á la ciudad de Logroño, en el cual se detuvieron para tomar hombres y caballos el muy necesitado descanso, mientras los jefes celebraban consejo presidido por el barón.

Ya nadie se acordaba de los sepultados por la mañana en el mar. Así es la vida. Ellos vivían, después de haber estado cerca de la muerte, y celebraban su fortuna. Andaban todos un poco intoxicados por el alcohol y se contaban uno a otro las mismas cosas que juntos habían visto. En general ninguno quería creer en la buena intención de Juan Machín al socorrernos.