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No me dio lugar mi suspensión y arrobamiento para que mirase y notase en particular lo que traía vestido; sólo pude advertir a las colores, que eran encarnado y blanco, y en las vislumbres que las piedras y joyas del tocado y de todo el vestido hacían, a todo lo cual se aventajaba la belleza singular de sus hermosos y rubios cabellos; tales que, en competencia de las preciosas piedras y de las luces de cuatro hachas que en la sala estaban, la suya con más resplandor a los ojos ofrecían. ¡Oh memoria, enemiga mortal de mi descanso! ¿De qué sirve representarme ahora la incomparable belleza de aquella adorada enemiga mía? ¿No será mejor, cruel memoria, que me acuerdes y representes lo que entonces hizo, para que, movido de tan manifiesto agravio, procure, ya que no la venganza, a lo menos perder la vidaNo os canséis, señores, de oír estas digresiones que hago; que no es mi pena de aquellas que puedan ni deban contarse sucintamente y de paso, pues cada circunstancia suya me parece a que es digna de un largo discurso.

Si se le replicaba que precisamente para mejorar las condiciones del oficio era para lo que se le quería atraer al partido, añadía hecho un veneno: Pamemas, tiña; que si tan bueno fuera lo que tenéis á la mano, no vos acordarais de ofrecérmelo á ; sus lo guardarais para vusotros, retiña.... ¡Si soy mule viejo!... ¡no vus canséis en calarme la sereña! Y no mordía la ujana, el muy ladino.

Mirad en qué obligación Os pone el haber traído Á mi casa quien ha sido Lo que tanto habéis amado; 2080 Que os quiero ver obligado, Pues no puedo agradecido. Volved los ojos, veréis Á Isabel, que viene aquí, No para servirme á , 2085 Sino á que vos la mandéis; Que no quiero que os canséis En buscarla en fuente ó prado.

A todo esto callaba la lastimada señora; y, aunque Dorotea tornó con mayores ofrecimientos, todavía se estaba en su silencio, hasta que llegó el caballero embozado que dijo el mozo que los demás obedecían, y dijo a Dorotea: -No os canséis, señora, en ofrecer nada a esa mujer, porque tiene por costumbre de no agradecer cosa que por ella se hace, ni procuréis que os responda, si no queréis oír alguna mentira de su boca.

13 Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. 14 Y si alguno no obedeciere a nuestra palabra por esta carta, notad al tal, y no os juntéis con él, para que se avergüence. 15 Y no lo tengáis como a enemigo, sino amonestadle como a hermano. 16 Y el mismo Señor de paz os siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros. Amén.

Teneos, Romanos, sosegad el brio, Y no os canseis en asaltar el muro, Que aunque fuera mayor el poderio Vuestro, de no vencerme os aseguro. Pero muestrese ya el intento mio, Y si ha sido el amor perfecto y puro Que yo tuve á mi patria tan querida, Asegurelo luego esta caida. Aqui se arroja de la torre, y dice CIPION.

Cuentan que cuando encontraba en su camino a algunos cazadores, él se afligía un poco y rogaba por las perdices y las liebres, y les decía a estos fieros hombres: No os canséis en perseguir a esos seres inocentes, que yo he rogado al Señor por ellos y el Señor les conservará la vida.

-Con razón se la dan -dijo don Quijote-, si ya no lo pone en duda vuestra sin igual belleza. No os canséis, señoras, en detenerme, porque las precisas obligaciones de mi profesión no me dejan reposar en ningún cabo.