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Sin embargo, cuando llegaron las elecciones municipales, escribiéronle cartas los dos bandos, pidiéndole protección. Se sabía que los del Saloncillo querían a todo trance separar a don Roque de la alcaldía, porque ya más de una vez, en uso de sus funciones, se había puesto de parte de los disidentes en perjuicio de sus antiguos amigos. El Faro le había zarandeado de lo lindo con este motivo.

Tomó el huésped, lleno de sorpresa, el papel, y leyó en voz alta lo siguiente: «Alcaldía constitucional de....

Uno quería un gobierno de provincia para su hermano; otro, una alcaldía en la isla de Cuba para mismo; otro, un juzgado para su pueblo; otro, una administración de aduanas para un primo arruinado por la causa de la libertad; otro, la destitución de un funcionario probo que se oponía tenazmente a ciertas pretensiones de su familia; otro, un ascenso; otro, una cátedra...; en fin, por pedir, se pedia allí hasta la luna; y el Ministro, o el Subsecretario en su deseo de complacerlos a todos, tecleaba sin cesar sobre los botones de las campanillas, a cuya música iban apareciendo los altos empleados que podían entender en aquel cúmulo de solicitudes.

No queriendo aparecer ni aun en sombra por la aborrecida calle de la Sal, busquéle allá por la Alcaldía de Casa y Corte, donde con toda seguridad pensaba encontrarle, y al punto que me vió... No, no es verosímil, no lo van ustedes a creer. ¿Necesitaré jurarlo? Pues lo juro: juro que es la pura verdad.

Y Mauricio partió para la Celle-Saint-Cloud, donde Herminia y la señorita Guichard le esperaban para almorzar antes de ir á la alcaldía. En el hermoso jardín, cerca del terraplén que había sido testigo de sus primeras palabras, Herminia y Mauricio se paseaban, bajo la bóveda de árboles, mientras la señorita Guichard recibía á los invitados.

Mientras no hayas salido de la iglesia con tu mujer del brazo, le decía, no habrán acabado las dificultades. Y realmente, entonces empezarán de nuevo. Navegas entre escollos; no lo olvides. No sabes de lo que es capaz Clementina. Es mujer que por una sospecha puede echarlo todo á rodar el último día, en la alcaldía misma. Por mucho que desconfíes, nunca será bastante.

He visto aquel anuncio singular en una empalizada, cerca del lujoso edificio que se está levantando en la misma calle donde finalizan las Tullerías y el Louvre, y que es la décimo-tercera alcaldía de Paris. ¿Llegará dia en que los poemas épicos se escriban en prosa tabernaria? Una particularidad hemos notado mi mujer y yo.

Nos vemos atacados y todos debemos marchar unidos. El carpintero, que era anticlerical, mostraba una tolerancia generosa, una amplitud de ideas que abarcaba á todos los hombres. El día anterior había encontrado en la alcaldía de su distrito á un reservista que iba á partir con él incorporándose al mismo regimiento. Una ojeada le había bastado para reconocer que era un cura.

Ya mal dispuesto contra ese intruso, había vigilado sus visitas a Rosalinda, le había sorprendido saliendo de la finca por una puerta de la que no se servían mucho sus propietarios y esto encendió en su alma la violenta enemistad que acababa de estallar furiosa en la reunión de la alcaldía.

Iba yo á verle, por si se apaciguaba con el pobre N. que está preso en la alcaldía ... ¿Preso?.... señores; me ha venido llorando su mujer; dice que se ha excedido de palabras, y que el alcalde le ha arrestado. Como ya saben Vds. que es tan maton!.... ¿Y no ha salido mas al campo desde que habló esta mañana con el difunto en la calle?