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Actualizado: 25 de junio de 2025
Interminables minutos transcurrieron; después Marcela salió del círculo de sombra y volvió hacia el castillo a cortos pasos. Fabrice creyó ver que la criatura tornaba con la carta en la mano; pasóse la suya sobre la frente helada, diciendo: ¡Dios mío! Y esperó inmóvil. Marcela entró. ¡Toma, papá! le dijo. Y le devolvió el pliego que tenía en la mano.
Tres semanas, sobre poco más o menos, transcurrieron así, en lucha contra puertas cerradas y en un estado de exasperación que me ponía al nivel de una bestia extraviada obstinándose en salvar vallas. Una tarde me llegó un billete. Lo mantuve un momento cerrado, suspendido delante de mis ojos, como si él contuviera mi destino.
Colgose del cordón de la campanilla, pidió auxilio a sus criados y juró echarlos a todos, como a perros, si no encontraban la nariz. ¡Inútil amenaza! La nariz era más imposible de encontrar que la Cámara de 1816. Dos horas transcurrieron en medio de la agitación, el desorden y el ruido.
La señora Angustias mostrábase satisfecha, como después de una gran corrida. ¡Su hijo salvando a una de aquellas señoras que ella miraba con admiración, habituada a la reverencia por largos años de servidumbre!... Carmen permanecía silenciosa, no sabiendo ciertamente qué pensar de este suceso. Transcurrieron varios días sin que Gallardo tuviese noticias de doña Sol.
Pero las nuevas hojitas primaverales brotaban en medio de una espantosa soledad. Sólo la señora de Goyeneche apreciaba sus matices delicados y su frescura virginal. La pieza terminó. Transcurrieron unos momentos sin que la reunión distraída se diese cuenta de ello.
Quedó el español sorprendido por tales palabras y transcurrieron algunos segundos sin que pretendiese responder á ellas. Su amigo pareció sentir de pronto un gran temor á que el otro contestase, y para evitarlo empezó á relatar su propia historia desde que conoció á Elena.
Transcurrieron algunos instantes de silencio. Tristán habló al fin con voz sorda: Un destino fatal parece descender de lo alto para interponerse constantemente entre la felicidad y yo. Su mano fría me sacude con rudeza para despertarme de todo sueño dichoso, de toda dulce ilusión.
Salía de la fonda muy de mañana, comía fuera, paseaba lejos y regresaba tarde. No hubo compañero de Cristeta que tropezase con él. Luego transcurrieron unos cuantos días sin que ella recibiese cartas de su amartelado caballero, lo cual estimuló su impaciencia, y ya comenzaba a darse casi por olvidada, cuando una noche el desasosiego se le trocó en alegría.
La habitación, con sus tubos acústicos y sus vibraciones de teléfonos, era semejante al puente de un navío en el momento del zafarrancho. ¡El estrépito que iba á producirse!... Transcurrieron algunos segundos, que fueron larguísimos... De pronto, un trueno lejano que parecía venir de las nubes. Desnoyers ya no sintió la vibración nerviosa junto á su pierna.
Le dejó en el recibimiento, lleno de retratos como el de casa de los Febrer, y corrió con un ligero trote de ratón a las habitaciones interiores, para avisar esta visita extraordinaria que turbaba la paz monástica del palacio. Transcurrieron largos minutos de silencio.
Palabra del Dia
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