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Actualizado: 2 de julio de 2025
Había olvidado completamente a sus amigos, la cena en Eritaña y las tres extranjeras pintarrajeadas que se lo habían disputado, acabando por insultarle. Algo quedaba en su memoria de la otra, ¡eso siempre!... pero indeciso y en último término. Ahora su pensamiento, por uno de esos saltos caprichosos de la embriaguez, lo ocupaban por entero las corridas de toros.
Y me leerá otro soneto corto, y después a dar saltos mortales para conquistar el camastro de esos hostales de la bohemia, figones de Satanás con manjares embrujados, que sólo se pueden ingerir cuando se poseen las hambres de doscientos poetas juntos. Nuestro amigo el alquimista NUESTRO amigo Aclayar es alquimista.
Como su hijo adoraba á Odette, ella se esforzó en justificar todos los caprichos y saltos de humor de la nuera. ¡Pobre niña! Se había criado sin madre, viviendo como un muchacho. Y vino la guerra. Uno de sus primeros efectos fué dilatar los ojos de la nueva señora Delfour con una expresión de asombro. ¡Pero era posible esta calamidad!... ¡Ahora que la gente se divertía más que nunca!...
Miguel quedó yerto en el fondo de su escondite. La generala, con voz demudada, preguntó desde fuera: ¿Qué es eso, Carmen? ¡Señorita... un sombrero de hombre sobre su cama! Hubo unos instantes de silencio, durante los cuales el corazón de Miguel daba saltos terribles. La generala se repuso muy pronto.
La cascada de los Peregrinos es determinada por un torrente que, descendiendo á saltos y casi perpendicularmente por entre las fracturas del cerro, recoge sus aguas en una especie de taza granítica, en el fondo de una rambla profunda, destrozada y sombría, y se lanza luego en semicírculo á una hondura de 50 metros, escondiendo su hermoso chorro entre una vegetacion enteramente agreste.
Los perros se presentaron detrás de él, con violentos saltos de retroceso y de avance, ladrando á un enemigo invisible. A partir de este momento, los sucesos parecieron atropellarse unos á otros, superponiéndose con una velocidad irreal. Manos Duras fué el más ágil para la acción.
Dejó la puerta entreabierta levemente, para evitar el ruido giratorio del picaporte. Una silla mantuvo su hoja apoyada con suavidad en el marco del quicio. Todavía se levantó varias veces, despojándose en cada uno de estos saltos de una parte de sus vestidos. Así aguardaría mejor. Se estiró sobre el lecho, dispuesto á permanecer en vela toda la coche si era preciso.
Pero Luis extendió la mano, agarró a la valenciana por los cabellos y, después de sacudirla tres o cuatro veces con fuerza, la arrojó lejos de sí y se lanzó a la puerta del salón. Bajó la escalera a saltos, salió a la calle, donde esperaba el coche, y brincando en él con su preciosa carga dijo al cochero: ¡A escape, a la Granja! El pesado vehículo rodó con estrépito por las calles mal empedradas.
El primero, acercándose a su padre, le besó como pudiera hacerlo un niño; y el segundo, antes de saludar, dirigió una mirada a la puerta del pasillo por donde había vuelto a marcharse Leocadia con dos o tres paquetes que trajo su hermano. ¿Lo ves, papá? dijo Pepe. Cuando vengo solo, tarda esa media hora en abrir; hoy, como sabía que éste venía conmigo, ha bajado la escalera a saltos.
No habíamos acabado de limpiarnos la boca cuando el implacable Mayoral nos llamó á la diligencia. Era preciso hacer la digestion á saltos, despues de haber comido en abreviatura bajo el régimen gallináceo ¡Imposible dormir en aquella cueva que se llama berlina, tieso como estaca y sacudido atrozmente por el armatoste que, tiene por piloto al Mayoral!
Palabra del Dia
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