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Actualizado: 2 de julio de 2025


Y entonces, el maestro sacó la daga, y dijo: -Y no quién es Ángulo ni Obtuso, ni en mi vida decir tales hombres, pero con esta en la mano le haré yo pedazos. Acometió al pobre diablo, el cual empezó a huir, dando saltos por la casa, diciendo: -No me puede dar, que le he ganado los grados del perfil. Metímoslos en paz el huésped y yo y otra gente que había, aunque de risa no me podía mover.

Algunas de ellas sólo tienen una existencia temporal; después de haber manado durante cierto número de horas, se secan repentinamente; los pequeños saltos de agua cesan de susurrar, las paredes de su balsita se secan y las hierbas que humedecía se doblan lánguidamente.

Su mirada, dejando de vagar, se fijó en un punto al principio incierto, pero que bien pronto pareció distinguir mejor; en fin, poniéndose las manos encima de las cejas, para aislarse mejor de los rayos del sol, permaneció un instante contemplativa, después sus facciones adquirieron una viva expresión de temor, y en dos saltos se plantó en la cámara de Kernok.

Corría el toro, perseguido por los lidiadores, que iban tras él con la capa al brazo. Cuando alguno de éstos conseguía ponerse delante para detenerle, olfateaba la tela con el bufido de siempre y se alejaba en distinta dirección dando saltos y coces.

¡Oh, no! No estaba dispuesta a renunciar tan fácilmente a lo que me llenaba de una satisfacción tan completa. Entonces, ¡al bosque de Illowo! dijo él señalando la mancha azulada que cerraba el horizonte a lo lejos. Hice un signo afirmativo, y di tal latigazo a mi caballo, que éste se irguió y partió dando saltos. ¡Bravo, por la chica de quince años! gritó él detrás de .

Con los dos primeros pasos expresamos nuestra firme voluntad, el ardor arrebatado de nuestras almas, el deseo irresistible de dar cima a nuestra empresa; mientras que el paso atrás manifiesta nuestra sensatez y nuestra prudencia. Al darlo, damos, por decirlo así, prueba de nuestra lealtad, de nuestro propósito de obrar con moderación. La historia, señores, no conoce saltos.

Belarmino llegaba chapoteando en las charcas, cubierto de lodo, se guarecía en el porche del convento, y allí, encuclillado, como filósofo, dejaba pasar las horas. Oíase el trémolo de un harmonium. El sonido descendía, y luego llegaba a lo largo del silencioso pavimento hasta él, a menudos y leves saltos, como los pájaros cuando caminan por la tierra. Oía los cantos monjiles.

En esta parte de su curso, las corrientes, las cascadas y los saltos, son los grandes fenómenos de la vida del arroyo.

Ve a ver lo que hace dijo papá; sin duda te ha de necesitar. Salí de un brinco y a saltos subí la escalera que conducía a su habitación. Esta estaba cerrada. ¡Marta, abre! Soy yo. Nadie se movió. Rogué, supliqué, prometí repararlo todo, le prodigué mil nombres cariñosos: todo fue inútil.

Y rompió la pobrecita a parlar a borbotones, a saltos, sin precisa ilación coherente, entrecortarlas las palabras por la congoja y los sollozos. De usted y de su nieto me dijo cosas tan honrosas y justas como ustedes se merecen. Me habló luego del alma, del corazón, de la vida, de la dirección de sus sentimientos, del matrimonio.

Palabra del Dia

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