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El hecho es que cuando llega el verano, cuando las charcas se secan y el blanco légamo de las acequias se agrieta con los grandes calores, es imposible habitar la isla. Yo pude apreciar eso una vez en el mes de agosto, viniendo a cazar ánades silvestres, y jamás olvidaré el aspecto triste y feroz de este paisaje abrasado.

El presidente de Charcas, el corregidor, los oficiales reales de Potosí, y muchos mineros y azogueros informaron favorablemente. El virrey puso en duda la maravilla, y envió a Potosí comisionados de su entera confianza para que hiciesen nuevos experimentos prácticos. Tres o cuatro meses después llegaba una tarde a Lima un propio, conduciendo cartas y pliegos de los comisionados.

Esta provincia tenia, lo mismo que la de Chiquitos, un superior subordinado al colegio de Cochabamba ó de Charcas, y cada una de sus misiones, dos religiosos, encargado el uno del gobierno espiritual, y el otro de la administracion y de los talleres.

Y ansí fueron conquistando estos dos capitanes Malma y Irapa por la provincia de Condesuyo, llevando gran poder de gente; y fué tanta la ventura destos dos capitanes, que ganaron é sujetaron yendo desdel pueblo de Paucaray por la provincia de Condesuyo, hasta llegar á las dichas cincuenta leguas más allá de los Charcas.

Garay, que en Santa-Fé está teniente, Con la muerte de nuestro Adelantado Al Perú se salió con Pedro Puente, Aunque Abrego impedirlo ha procurado. A los Charcas llegando incontinente, Habiendo su negocio relatado, Procuran Doña Juana se casase Con persona que bien les gobernase.

Los niños salen de la casa para recibir la lluvia sobre sus cuerpos desnudos y se bañan en las charcas lanzando gritos de alegría; los adultos esperan impacientes el final de la tormenta para salir al aire libre y gozar del contacto con las moléculas húmedas que flotan todavía en la atmósfera.

Aqueste á Santa Cruz poblò primero, Y á los Charcas salió, la obediencia De lo poblado dió este caballero, Al Presidente, Oidores de la Audiencia. Entre los indios era carnicero, Por donde le pagaron su impaciencia En Boitimí, que el pueblo así se llama, Al pié de un alto cerro de gran fama. Añapureyta el cerro tiene nombre, A donde el Diablo canta, decir quiere.

Comenzaba el crepúsculo. En el cauce del río, las charcas y riachuelos, reflejando en su fondo el rojo horizonte, brillaban como si fuesen de encendida lava. En la ciudad, los vidrios de los altos balcones y de las esbeltas torrecillas destacábanse sobre la masa obscura de los edificios como placas de fuego.

Si la medida tomada por la audiencia de Charcas ha contribuido por una parte á la conservacion de las misiones de Moxos, por otra, la rivalidad entre los poderes religioso y secular, así como la ninguna instruccion de los mandatarios, han sido un manantial de funestos desórdenes.

Cantaban las ranas con una monotonía desesperante; reflejábanse las temblorosas estrellas en el fondo de las charcas; en el inmediato estanque conmovíanse con estremecimientos voluptuosos las plantas verdosas que extendían sus palmitos a flor de agua, y a lo lejos, como un eco, sonaban los ladridos de los perros del arrabal.