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Actualizado: 10 de julio de 2025
Permanecía en la roca, sintiendo una sorda irritación contra la fatalidad, sublevándose con toda la rudeza de su carácter ante la tiranía del pasado. ¿Y por qué habían de mandar los muertos?... ¿Por qué obscurecían el ambiente con las partículas de su alma, semejantes a un polvo de huesos, que se posaban en el cerebro de los vivos imponiéndoles viejas ideas?...
No se busque en Teruel, ni tampoco en su provincia, los nuevos adelantos de la industria y del comercio, ni los goces refinados de la civilización moderna: pero bastante pureza de costumbres, nobleza de carácter, franca hospitalidad mezclada con alguna rudeza y pueblos esencialmente agrícolas, eso si se encontrará.
Batistet y los pequeños empezaron á llorar y Teresa continuó los alaridos como si su esposo se hallase en la agonía. Pero el herido no estaba para sufrir lamentaciones y protestó con rudeza. Menos lloros: aquello era poca cosa; la prueba estaba en que podía mover el brazo, aunque cada vez sentía mayor peso en el hombro. Era un rasguño, una rozadura de bala y nada más.
Pude, por otra parte, convencerme por síntomas muy elocuentes, de que Juana rehusaba ya á Lea ciertas intimidades, y la rabia, la amargura y la rudeza de ésta se manifestaron con una increíble libertad. Si yo la hubiera ayudado un poco, creo que Lea se hubiera quejado á mi del abandono de su amiga.
Pero se sintió repelido por esta penumbra olorosa de cueva abierta moteada de luces, y siguió adelante, aspirando con delicia el aire libre. ¡Oh, lady!... ¡Buenos días! Una mano de mujer, descarnada y larga, estrechó la suya con una rudeza varonil. El sol hacía brillar los botones dorados sobre el paño color kaki de un uniforme de soldado inglés.
Conducido maquinalmente por mi amigo, subí la escalera y llegué hasta mi cuarto: el golpe recibido en medio del corazón me había aturdido; ya en la habitación, me senté sobre el borde de mi cama; mi pobre perro saltaba de alegría al verme; ignoraba el fiel animalito el por qué sus caricias, siempre contestadas con cariño, eran entonces esquivadas con rudeza.
Mas si eres alma pía y asombradiza; si no has salido de esos limbos del entendimiento que engendra, no tanto la inocencia del corazón como la falta de experiencia; si la desnudez de la verdad te escandaliza o hiere tu amor propio su rudeza, detente entonces y no pases adelante sin escuchar primero lo que debo decirte.
Su simplicidad producía en él una impresión de frescura y descanso. La veía como una cuevecita angosta y oculta en la cual dormitaba tranquilo después de una tempestad. La sonrisa satisfecha de su madre le animaba a permanecer allí. Jamás la había visto tan bondadosa y comunicativa. El goce de tenerle otra vez seguro y sumiso modificaba su carácter austero hasta la rudeza.
Mientras hablaba el hermano, el doctor, mirando el monigote de cera, tendido en la colchoneta, pensaba en el hombre sombrío, en el vasco de carácter complicado, que llenó el mundo con su nombre, siendo cada período de su vida una contradicción violenta. Primero, el soldado presuntuoso y elegante, martirizando y amputando su cuerpo por parecer bello, y perder la rudeza propia de su país.
Hoy se tiene por barbaridad lo que mañana quizá se mire como una gran acción. Nada, hombre...palante, palantito...». Siguió hablando en este tono y desarrollando su idea con tal copia de audaces juicios, que los muchachos le oían como si fuera una sibila. «Lo que yo quiero es moneda volvió a decir Mariano con rudeza concisa. ¡Ah!, ya no quieres celebridad, sino plata.
Palabra del Dia
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