Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de julio de 2025
Don León se encargaba de corregirlos y señalar las figuras que iba cometiendo sin saberlo. «Mire usted, hijo mío, al llamar al rocío líquidas perlas comete usted una metáfora, muy linda por cierto.
Unas veces el alma alcanzaba de un solo rapto las beatitudes de la pasión ideal; otras, la sangre clamaba impaciente por la suprema codicia. Ora soñaba que sus labios sorbían el éxtasis en los labios de su amada, cual paradisíaco rocío; ora, que sus deseos eran las abejas temibles cayendo en enjambre sobre una fruta entreabierta.
Ahora bien: pues que ya conocéis la tierra y la gente, y de juro también os han llevado, para que estudiéis las costumbres, á los toros del Puerto y de Sanlúcar, y á las ferias de Mairena y del Rocío, y á la Semana Santa de Sevilla, y de paseo ó gran parada á la plaza de San Antonio de Cádiz, y de profana romería á la beata Sierra de Córdoba, y en todas estas exposiciones regionales habréis encontrado á las más genuinas andaluzas de alto y bajo copete, ora á pie, ora en las ancas de brioso caballo regido por apuesto contrabandista, ora en jumento con jamugas ó con maldita la cosa, ora en calesa, calesín ó birlocho; ya con vestido á media pierna, pañuelo de crespón encarnado y la cabeza orlada de claveles; ya con falda de espléndidos faralares, valioso mantón chinesco y toca blanca, al gusto de Goya; ya de legítima torera, con monillo, ceñidor y sombrero calañés; ya arrastrando luenga cola de seda y tremolando la clásica mantilla de casco, bandera negra de las españolas contra toda la extranjería; aquí tañendo las castañuelas, y bailando, verbigracia, el Vito; allí cantando, al son de sus palmas, la apasionada Soledad, ó entonando, con lágrimas en la voz, ¡sin palmas y con suspiros!, la Caña quejumbrosa y lastimera; aquí abriéndose paso con su rumboso meneo entre una turba de majos, que arrojan á sus pies capas y sombreros para que le sirvan de alfombra; allí volviendo valientemente una esquina, y al mismo tiempo la cara en sentido inverso, como fascinadora culebra que no quiere que se escape el pajarillo; es decir, pues que ya habéis visto á la mujer técnica de la Tierra de María Santísima, sea duquesa ó labradora, generala ó cigarrera, en el pleno ejercicio de su privativo poder, de su peculiar gallardía, de su porte soberano, tengo que principiar por advertiros que.....
La procesión iba con tanta pausa, que Miguel de Zuheros y Tiburcio no tuvieron que apresurarse para llegar a la Plaza del Rocío antes de que la procesión llegara. Poca gente había aún en dicha plaza, en uno de cuyos ángulos se pararon nuestros aventureros. Todo en torno estaba sosegado.
Dando libre expansión a los sentimientos que llenaban su alma, prorrumpía en exclamaciones admirando la Naturaleza, daba gracias a Dios y vertía copioso llanto de gratitud hacia su padre. Era una flor más entre aquellas de que estaba rodeada; un hermoso lirio, humedecido por el beso del rocío.
Ahora, don Diego, dígame si le amo, porque usted tiene más experiencia que yo y no se puede equivocar. Yo no soy más que una pobre ignorante, pero usted debe recordar si es así como le amaban en París. Esta confesión ingenua descendía como un rocío matinal sobre el corazón de don Diego.
Anita estaba tan segura de que para nada entraba en aquella amistad la carne, que ella era la que se propasaba, la que daba primero cada paso nuevo en el terreno resbaladizo de la intimidad entre varón y hembra. El Magistral con la cara llena del rocío de la flor y el corazón más fresco todavía, contestó: ¿Hablarle de mí mismo? ¡Para qué!
Alain y yo al menos avanzábamos con gran trabajo, encorvados, estrellándonos la cabeza á cada paso, y haciendo caer sobre nosotros, á cada uno de nuestros pesados movimientos, una lluvia de rocío; pero la señorita Margarita, con la destreza superior y la flexibilidad propia de su sexo, se deslizaba sin esfuerzo aparente, á través de los intersticios de aquel laberinto, riendo de nuestros sufrimientos, y dejando negligentemente cimbrar tras ella las flexibles ramas, que venían á azotar nuestros rostros.
Todo es sombrío en aquella selva, que resguarda únicamente la montaña descarnada, en cuyo muro, azotado por las lluvias y el viento, anotan los años su edad. Detrás de una colina hay un campo labrado, cuya tierra seca y sin vida deja ver el arado cuando por ella pasa. Ni capas de verdura, ni rocío en el bosque, ni fuentes murmurantes.
1 Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca. 2 Goteará como la lluvia mi doctrina; destilará como el rocío mi dicho; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba. 3 Porque el Nombre del SE
Palabra del Dia
Otros Mirando