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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Se levantó, vacilante, los ojos extraviados, y a Agapo, que, asustado, le cortó el paso, con un ademán le rechazó, diciendo, entre dientes, que se iba, que se iba... ¡Ajo! exclamó el otro persistiendo en detenerle, no, así no te vas, me das miedo, Quilito, ¿qué tienes? bien me pareció desde un principio que había algo de extraño en ti. Déjame, déjame...

Un buen rato lucharon y retozaron como dos cachorros por el campo. Andrés, no pudiendo de ningún modo acercar los labios al rostro de la zagala, por primera vez perdió el respeto que la tenía y trató de hacer uso brutal de las manos. Rosa se formalizó de repente y le rechazó con violencia. Pero él, sin hacer caso de esta vigorosa advertencia, se obstinó en el primer intento.

Cuando su hija le prometió con solemne promesa entrar en el claustro, y cuando después supo, de boca del P. Jacinto, y más tarde de los labios del mismo D. Fadrique, el rescate de Clara, si bien le rechazó y le juzgó inútil ya, se tranquilizó, creyendo su propósito cumplido en cualquier evento, y considerándose desligada del mundo; sin nada que hacer en él sino atormentarse, y sin razón alguna para desear, estimar y conservar la vida.

Y reanudaron el canto y el palmoteo con nuevos bríos. Un gañán ofreció una copa de aguardiente a Juanón, que la rechazó con su manaza. Eso es lo que nos pierde dijo sentenciosamente. La bebía mardita. Y apoyado por los gestos de aprobación del Maestrico, que había guardado sus avíos de escribir para unirse al grupo, Juanón anatematizó la embriaguez.

El rechazo de su alma ante este fenómeno le secó en un instante todas las lágrimas. «¿Y por qué hice bien?». Porque así eres más libre y tienes un nombre. Puedes hacer lo que quieras, siempre que lo hagas con discreción. He oído que tu marido es un buen chico, que ve visiones... Al oír esto, vio Fortunata levantarse en su espíritu la imagen ideal, o más bien, el espectro de su perversidad.

Miguel al verlas dejó apresuradamente el paño y el plato que tenía en las manos, para que no le viesen ocupado en tarea tan poco varonil. Después de cambiar algunas palabras, Maximina, sin darse cuenta de lo que hacía, le alargó dos platos diciendo: Ya no nos quedan más que siete. Pero el joven, avergonzado y con muy mal humor, se los rechazó. Deje V... Deje V. eso.

Esta la rechazó con violencia, diciendo: «Haced saber á vuestra soberana que yo no ofrezco por nadie, ¿lo entendeis?». Con el dinero y la respuesta volvió la mensajera á la reina, quien en alto grado sintió un desaire tan marcado; mas tratando de refrenar su enojo, se contentó con pagar aquel con otro mayor, que era el no ofrecerla la salida de la iglesia antes que á la real comitiva.

El rey firmó al mismo tiempo su contrato y su cesantía, y el duque se encontró casado y destituido el mismo día. El nuevo poder le hubiera acogido de muy buena gana entre la multitud de los tránsfugas; incluso se llegó a decir que el ministerio Casimiro Périer le había hecho algunas proposiciones. El duque rechazó todos los empleos, primero por orgullo, pero también por una invencible pereza.

Velarde lo rechazó por dos veces impaciente, dándole la última vez un palo; mas variando de pronto de opinión, volvió atrás y le compró, no sólo el décimo, sino el billete entero. ¡Si aquel billete saliese premiado, cuántas cosas había de hacer entonces!... Y pensando en ello y haciendo combinaciones, llegó Velarde al final de la calle del Príncipe, donde estaba situada su casa: pidió luz y se encerró en su cuarto.

Dejemos obrar a la Providencia, me interrumpió el exclaustrado; yo la adopto y acepto para ahora la protección de usted; y puesto que usted rechaza, como rechazo yo, la idea del claustro, que se la había metido de una manera tenaz en la cabeza, entré en buen hora en un colegio: afortunadamente soy confesor de un matrimonio muy digno; él es un antiguo y honrado cobachuelista; ella, antes de casarse, fue maestra de niñas en una ciudad de provincia, y hace algunos años, después de casada, tiene en Madrid un colegio de señoritas, que poco a poco ha ido desarrollándose y que es al fin uno de los más favorecidos.

Palabra del Dia

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