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Actualizado: 2 de julio de 2025


Somos trasladados á uno de sus conciliábulos, en donde maquinan planes de venganza contra los cristianos: uno de ellos promete preparar un encanto que producirá la muerte y el exterminio de sus enemigos; pero necesita para esto el corazón de un niño cristiano que se distinga de todos por su piedad, y en su consecuencia, muchos de la reunión se obligan á buscar y robar un niño con aquella cualidad.

El pintor de su deshonra. Este es un auto, que se compara, por su título, con la tragedia que también lo lleva, y que, en su argumento, se asemeja asimismo á ella. Comienza con un soberbio monólogo de Lucero (Lucifer), que sale de la boca de un dragón, y llama á la Culpa, que habita en una obscura caverna. Cuando el último le pregunta lo que desea, le refiere la historia de su caída, y que, en castigo de su orgullo, ha sido condenado á tinieblas eternas. Expresa su desesperación, y su odio, y su envidia al Creador del mundo, que lo ha humillado tan profundamente, representándolo como á gran artista ó artífice maravilloso; cuenta, además, que este artista intenta pintar una forma y un rostro á su imagen, después de haber trabajado por espacio de seis días largos en un cuadro grande y maravilloso, que es la Creación, debiendo acabar su obra en el día séptimo; la Culpa ha de prestarle su ayuda, para que esa imagen desaparezca, y para que el artista reciba el nombre de pintor de su deshonra. La Culpa le promete su auxilio, y ambos se deslizan en el taller: asombrados y llenos de temor, á pesar de su aborrecimiento, contemplan el cuadro del Creador; las imágenes de las espigas y de la viña, alusión al futuro Sacramento, los hacen temblar, ocultándose entre las hojas de un árbol al oir ruido. El pintor aparece y comienza su trabajo, mientras la Inocencia, la Sabiduría y la Gracia le presentan los colores y entonan cánticos en su alabanza; y, cuando el trabajo se ha terminado, imagen del maestro, le infunde vida y aliento, y la Naturaleza humana, recientemente forjada, se arrodilla ante su Hacedor.

El señor Carraspique daba pataditas en el suelo. ¡Estos liberales! murmuraba cerca del Magistral. ¡Qué Restauración ni qué niño muerto! Son los mismos perros con distintos collares.... El Estado se burla de la Iglesia, señor, eso es evidente, no hay concordato que valga; todo se promete, y no se hace nada....

El Alma se presenta con vestido de penitente, y se arrodilla contrita delante del Señor, que la acoge benigno; le promete el perdón, porque su arrepentimiento es sincero, y le ofrece el Sacramento del Altar como prenda de su gracia. El auto segundo, cuyo argumento expondremos también, y que se titula Las aventuras del hombre, comienza con la expulsión del Paraíso de nuestros primeros padres.

En una de las travesías del boulevard de Beaumarchais, se ve un gran rótulo, donde se promete un menjuge para hacer salir el pelo á todo el mundo, con el bien entendido de que no se recibe paga alguna, hasta despues de haber obtenido el resultado. El objeto es que acuda gente; lo demás queda reservado á otro menjuge que sólo ellos conocen.

EL artista, cuando se convierte en cómico de la legua, se transforma en un sér distinto de los demás, y si esto es ó no cierto, apelo á todas las principalías que han caído en el lazo que les tiende un sutil empresario, desarrollando ante sus ojos un tremendo telón, exhibiendo en almazarrón lo que promete dar en carne y hueso.

Esto promete para el porvenir. Entonces, Francisca dijo la Fontane, no es usted de aquellas a quienes retiene en la pendiente del matrimonio un sentimiento de pudor virginal... Absolutamente respondió Francisca con la inconsciente franqueza que brilla en todas sus palabras y que le vale tantas críticas. ¿Existen, pues, casos de ese género?...

En el estado de Rio Grande do Sul el ganado se ha criado y matado para aprovechar sus carnes y cueros, que se han exportado en cantidades considerables, pudiendo aumentarse mediante las crecientes facilidades para esa industria y para los embarques, lo cual promete aun mayor extensión del comercio extranjero del sur del Brasil.

Con tales desarreglos se pierde el estómago, y eso en la vejez es llamar a la muerte. ¡Jesús, hombre! No te incomodes por eso.... Niñas, basta de música. A comer. La graciosa sevillana paró en seco, y las dos niñas abandonaron el salón seguidas del tío, que se detuvo en la puerta del comedor sonriendo al ver el aspecto de la mesa. Manuela, por lo que se ve, esto promete.

Pero, con todo, alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra, como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran.

Palabra del Dia

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