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Karaulova dijo el presidente . El tribunal le permite a usted no prestar juramento; pero no olvide usted que debe decir toda la verdad, según su conciencia. ¿Lo promete usted? No puedo prometerlo, porque no tengo conciencia. ¿Y qué quiere usted que hagamos nosotros? exclamó con desesperación el presidente . Le pedimos que diga la verdad. ¿Comprende usted? Diré lo que sepa.

¿Un matrimonio? Casi... Vaciló y dijo penosamente: Un matrimonio fracasado... Y que usted siente respondí, conmovida por su palidez y empozando a presentir una parte de la verdad. , lo siento... No se puede menos de tomar cariño... Se interrumpió y dijo después: Me guardará usted el secreto, ¿verdad? ¿Lo promete usted? Esas cosas son penosas... como usted comprende. Comprendo...

Para esto se removieron todos aquellos administradores inútiles, sustituyéndolos con otros de más habilidad y mejor conducta; se trató de obligar a los indios al trabajo, poniendo el mayor empeño en el restablecimiento de las estancias, y, en fin, se adoptaron todos aquellos medios que parecieron conducentes; y efectivamente con ellos se consiguió, si no en todos los pueblos, en los más, el volverlos a poner en una medianía que promete algún alivio a sus naturales, y mayores adelantamientos en lo futuro.

Enfin, dado han los cielos la sentencia De nuestro fin amargo y miserable, No nos quiere valer ya su clemencia. OTRO. Lloremos pues en son tan lamentable Nuestra desdicha, que en la edad postrera Dél y de nuestro esfuerzo siempre se hable. Marquino haga la experiencia entera De todo su saber, y sepa quanto Nos promete de mal la lastimera Suerte, que ha vuelto nuestra risa en llanto.

¿Me promete usted el secreto?... Se lo prometo... Un secreto inviolable... un secreto de confesión... Excepto para mi confesor dije pensando en usted, mi bueno y piadoso consejero. Luciana reflexionó un instante. Excepto para ese, si usted juzga útil hablarle de ello. Tiene usted mi promesa; pero si tan penoso le es confiarse a , ¿para qué decirme más?

Las pruebas que yo podría presentar contra usted en el tribunal de Asises, lo harían condenar a trabajos forzados por un término de años, ¿me comprende? Voy, por lo tanto, a hacer un convenio con usted: si me promete no molestar más a su esposa, yo guardaré silencio.

Don Pedro oye de nuevo sus quejas, le promete satisfacerlas, y expresa al mismo tiempo su admiración de que Don Rodrigo no se haya vengado personalmente del raptor de su novia. Doña Leonor acude también al Rey, que le promete asimismo pronta justicia. Don Tello ha venido, mientras tanto, con numeroso séquito.

San Fernando se dice este parage, se tuvo notícia de riqueza: Mas era tan enfermo el estalage, Que cobran los soldados gran tibieza. Dejaron á esta causa su viage, Que promete sacarlos de pobreza: Que la piel por la piel el mentiroso, Nos dijo, que el hombre y el reposo.

Tetis sube al cielo, y Júpiter le promete, aunque se enoje Juno, que los troyanos vencerán a los griegos hasta que los reyes se arrepientan de la ofensa a Aquiles.

Si se hace cargo de la realidad, atiende a razones y promete enmienda, aún podemos vivir en paz: yo me mataré a trabajar. No te hagas ilusiones. En ese caso, tomar el dinero de la sustitución, pagar las pocas deudas y... Vaciló, sin atreverse a continuar. Habla, hombre, ¿qué más? Entregarte todo lo que me reste, y rogarte que te lleves a mi padre a casa de Engracia.