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Actualizado: 3 de junio de 2025
Muy bien, señor. El conde besó á su hija en la frente, la levantó y la sentó junto á sí. Doña Juana permaneció con los ojos bajos. Este caballero es mi antiguo amigo, mi hermano de armas don Francisco de Borja, duque de Gandía, de quien me has oído hablar tantas veces con nuestra parienta la abadesa de las Descalzas.
Con todo eso dijo el Corregidor , digo, huésped, que ni es decente ni conviene que esta doncella esté en un mesón. ¿Es parienta vuestra por ventura? Ni es mi parienta, ni es mi criada; y si vuesa merced gustare de saber quién es, como ella no esté delante, oirá vuesa merced cosas que, juntamente con darle gusto, le admiren.
Y cerró contra la protegida de Alicia, una hambrienta, una pedantuela, que se rozaba con señoras y sólo era una doméstica. El no comprendía los amores sentimentales con mujeres de esta clase... Sintió tentaciones de atacar igualmente á la de Delille, pero se contuvo recordando que era parienta del príncipe. Los dos hombres quedaron silenciosos y pálidos, mirándose como enemigos.
Aquí serás mi amigo, lo mismo que en Madrid me dijo entrando juntos en la sala de juego . Si estás en la Isla, te visitaré. Quiero que vengas a las tertulias de mi casa. Dime, cuando vienes a Cádiz, ¿paras aquí en casa de la condesa? Suelo venir aquí. ¿Sabes que mi parienta aprecia la lealtad de los que fueron sus pajes?... Ya sabrás que de esta me caso. La condesa me lo ha dicho.
Felisa le da vestidos, sombreros, la saca de apuros, la lleva al teatro, en coche... Es el tipo de la parienta o amiga que tienen casi todas las muchachas ricas; servicial, complaciente, mitad por afecto, mitad por interés... Felisa la maneja como quiere. Y vaya una carta larga. Verás cómo hacen encargos, de seguro piden trapos... y, sin embargo, me temo algún disgusto gordo.
Vivía en el piso alto la de Leiva y en el principal la de Rumblar, quien por el reciente reumatismo de su ilustre parienta, ejercía el cargo de jefe y director supremo de la familia con toda la extensión propia de su carácter. Al entrar y subir detúvonos un lejano y solemne rumor de rezos, y D. Diego dijo: Aguardemos aquí; que están rezando el rosario con Ostolaza, Tenreyro y D. Paco.
Volvió otra vez el caballero que habló a don Quijote, y díjole: -Vuesa merced, señor don Quijote, se venga con nosotros, que todos somos sus servidores y grandes amigos de Roque Guinart. A lo que don Quijote respondió: -Si cortesías engendran cortesías, la vuestra, señor caballero, es hija o parienta muy cercana de las del gran Roque.
Una parienta, la señorita de Sardonne. Una pobre huérfana que mi tía ha recogido. Nunca me habías hablado de ella. No... phs... es posible... No ha habido ocasión... ¿Te parece bonita? Interesante. Sí... ¿no es verdad?... pobrecilla... He aquí tu instalación, he aquí tu celda, amigo Fabrice.
Decía él, y decía bien, que el casado a quien el cielo había concedido mujer hermosa, tanto cuidado había de tener qué amigos llevaba a su casa como en mirar con qué amigas su mujer conversaba, porque lo que no se hace ni concierta en las plazas, ni en los templos, ni en las fiestas públicas, ni estaciones -cosas que no todas veces las han de negar los maridos a sus mujeres-, se concierta y facilita en casa de la amiga o la parienta de quien más satisfación se tiene.
Nos quedamos solos la condesa y yo por largo rato, pudiendo sin testigos hablar tranquilamente lo que verá el lector a continuación si tiene paciencia. Gabriel me dijo , te he llamado para decirte que ayer, en una embarcación pequeña, venida de Cartagena, ha llegado a Cádiz el sin par D. Diego, conde de Rumblar, hijo de nuestra parienta, la monumental y grandiosa señora doña María.
Palabra del Dia
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