United States or Bouvet Island ? Vote for the TOP Country of the Week !


La meditación era mi delicia y meditando era feliz... ¡Ay! Lord Gray en todas partes; lord Gray en los altares de la iglesia, en el de mi casa; lord Gray en el breve espacio de calle y de mundo que se nos permitía ver desde nuestro cuarto; lord Gray en mis rezos, en mi libro de oraciones, en la oscuridad, en la luz, en el bullicio y en el silencio. Las campanas tocando a misa me hablaban de él.

¿Y dónde se escapan más fácilmente? En la isla Nou... El último que nos jugó esa partida consiguió despojar de su uniforme al vigilante y atarle como un salchichón... Después se escapó en su lancha, pero se le alcanzó en el mar y fué preso... Es un antiguo sacerdote, condenado por atentado al pudor. ¡Oh! un buen punto... Le echaron encima cinco años de célula... Allí puede decir sus rezos á la sombra.

Durante sus largos rezos nocturnos comenzó á tener extrañas alucinaciones.

Sin duda que el alma fervorosamente cristiana, cuando se dirige a Dios en sus rezos y hablas interiores, se pone muy humilde, se califica de indigna, de pecadora, de perversa, de todo lo malo y ruin que pueda imaginarse; pero de sobra se comprende que esto lo dice y lo confiesa el alma cuando se compara con un ideal supremo de perfección, de rectitud, de bondad y de hermosura, término altísimo de todas sus aspiraciones y blanco inasequible de sus miras y anhelos.

Se sienten rezos tenues y confusos, no interrumpidos por pausa alguna, como si la atmósfera interior del edificio, afectada de una vibración inherente á su esencia física, modulara un monólogo sin fin. Todo es calma y respeto.

No le han de valer rezos ni responsos vociferaba, ¡miren el muy hipócrita, que comía los santos y besaba la pezuña a los frailes, que se daba disciplinazos y se ponía cilicio, dejar en la calle a mi niño, a su hijo, tan hijo como ustedes y con tanto derecho a llevar su nombre! ¡Hipócrita santurrón!

En efecto, acababa de hablar la criada cuando apareció la señora Miguelina en el umbral llevando en una mano su libro de rezos y tocada con una austera capota negra.

Es continuó la santa con una amabilidad forzada que la hacía más lúgubre, es que yo he pensado que no puede existir perfección mayor que la que ofrece la vida doméstica con todos los deberes, todos los goces, todos los dolores que en lleva la familia. ¡Ay!, meditando sobre esto he comprendido la esterilidad de mis rosarios, de mis rezos. ¿Qué estado puede igualarse por su dignidad y nobleza al estado de la esposa, de cuya solicitud penden tantas felicidades, la vida de tantos seres?

Contemplando la tranquilidad de aquellas santas mujeres, su apacible recogimiento, la vaguedad aparente de sus formas corpóreas, aquel silencio de sus pasos que les asemejaba a simples creaciones de la luz en el fondo de la cámara obscura; contemplando aquella calma de sus rezos, que nadie oía, sentí envidia de los que sumergen su vida en la dulce sombra de un claustro.

Su cadáver había sido conducido desde Italia a España, entre rezos y cánticos, llevado en hombros por poblaciones enteras que salían al camino para ganar las indulgencias concedidas por el Papa.