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Actualizado: 4 de mayo de 2025


¿Cómo está doña Paula? ¿Le ha desaparecido la rija del ojo? ¿Y Pablo? ¿Continúa con la misma afición a los caballos? ¿Y Venturita? A todas sus preguntas respondió el señor de Belinchón con monosílabos. ¿Sabes, Gonzalo dijo parándose de pronto, que por un poco me mato ahora mismo? ¡Cómo! Le contó con prolijidad el percance del muelle. Terminado el relato, cayó en una profunda consternación.

Caminaron en silencio algunos minutos. Pero ¿dónde vamos? dijo al fin Uceda parándose. Soledad tardó en responder. Al cabo dijo con acento de vacilación: Si han venido ya de Puerta de Tierra, deben de estar en la tienda de Crisanto. Velázquez suele parar allí muy á menudo. La tienda de Crisanto estaba en la calle de Pedro Conde, muy cerca de los muelles.

Había en toda la casa un silencio de muerte. Sacándose el anillo de Muñoz, sin saber por qué, se volvió a la sirvienta y le pidió en voz baja que lo guardara. Parándose en el umbral, suspensa, lo primero que vio fue la cara de Laura hundida en el blanco almohadón. Sentado a la cabecera de la cama, Julio tenía una mano de la enferma entre las suyas.

La comida siguió sin nuevos incidentes hasta el preciso momento en que don Saverio ponía sobre la mesa un fuentón de duraznos en almíbar y una gran caja de guayaba, cuando apareció por la puerta el «ñato», con una preciosa canasta en la mano y parándose junto a Melchor, le dijo: Aquí le manda el patrón estos duraznos y dice que son de la chacra, para que convide a sus amigos y que muchos recuerdos.

Creeríase que todo el contenido de las vastas salas se regocijaba al verse iluminado. Despertaba todo, abriéndose cual ojos soñolientos, y la luz, acometiendo las cavidades negras, resucitaba, como a bofetones, tapicerías, muebles y cuadros. «Anda, anda, ¿quién será este animal? decía el litógrafo parándose ante los retratos . ¡Vaya una tiesura! perdone, caballero; yo creí que era usted un palo.

Parándose ante Isidora, exclamó con palabra torpe y muy conmovida: «Señora, nunca hubiera creído esto en una persona como usted. ¡Yo! murmuró Isidora, llena de espanto. ¡! dijo el otro alzando la voz , usted me está insultando; usted me está insultando». El disparatado juicio, la voz alterada del viejo, su agitación creciente, fueron un rayo de luz para Isidora.

La capilla es de buena planta y de tres naves donde dicen que se bautizó SANTA ISABEL. Cuando se efectuó aquel malogrado casamiento de Doña Catalina de Aragon, hermana de Fernando el Católico, con Henrique VIII de Inglaterra, le llevó entre otros dones, porcion de armas, particularmente espadas de grande estimacion entonces, con la marca de la osa y el perrillo, y con el nombre de Andrés Ferrara célebre artífice de Zaragoza. «Con tal ligereza habló este instruido viagero del alcázar de la ALJAFERÍA, no parándose á describir ni la mezquita, ni otros obgetos que eran dignos de una mencion particularísima; sin duda ó porque recorrió rápidamente aquella fortaleza, ó porque no le llamaría la atencion algun curioso del país.

¿Quién desea un cimarrón? preguntó Baldomero, parándose en la puerta, y agregó: Buenos días, señores. Buenos días contestaron; pase adelante. ¿Han descansado? Hemos dormido perfectamente. ¡Pero han soñado mucho! dijo Melchor, riendo, mientras servía el desayuno. Si... ¿no? ¿y con quién? Son pavadas de éste repuso Ricardo. ¿Pavadas?... ¿Y el galope que ha pegado Lorenzo con la Pampita?...

Llegó hasta ella rendido y sin aliento, que el bien, aunque sea fingido, cuesta caro, y parándose primero ante la puerta cerrada del templo, rodeó después el edificio a grandes pasos, buscando inútilmente entrada franca para la casa de Dios.

Iban otros cargados de pieles pintadas, parándose a cada puerta, por si les querían comprar la colorada o la azul, que ponían entonces como los cuadros de ahora, de adorno en las salas.

Palabra del Dia

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