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Acabado de proveer Inca Yupanqui la órden que se habia de tener en el proveimiento de la ciudad del Cuzco é su república, volvieron los señores sus tres buenos amigos que ansí él habia enviado á casar los solteros, como ya la historia os ha contado; é siendo ya en el Cuzco estos señores é los demás que en la ciudad eran, mandó Inca Yupanqui que todos se juntasen en su casa otro dia de mañana, porque queria comunicar con ellos cierta fiesta, la cual fiesta queria que se hiciese cada año al sol, por la vitoria que le habia dado y hecho Señor; y porque desta fiesta hubiese memoria, queria constituir en ella cierta cosa que allá con ellos en su junta comunicaria. Y otro dia de mañana se juntaron estos señores en las casas del Inca, que comunicó con ellos la fiesta que ansí queria hacer; é para que della hobiese memoria para siempre, díjoles Inca Yupanqui que queria bien que en esta fiesta se hiciesen los orejones con ciertas cerimonias y ayunos, porque una cosa semejante que aquella, que era señal y insignia para que por toda la tierra fuesen conoscidos dende el menor hasta el mayor de aquella ciudad por tales señores é hijos del sol, porque le parecia que, desde allí adelante, habian de ser tenidos é respetados los de aquella ciudad por los de toda la ciudad y de la tierra más que habian sido hasta allí; é que porque habian de ser llamados hijos del sol, queria que fuesen hechos y ordenados orejones en aquella fiesta del sol con muchas cerimonias é ayunos; porque los que habian sido hechos orejones hasta allí, ellos y sus padres les horadaban las orejas cada y cuando que querian é bien les estaba, é porque aquello era cosa que tan fácilmente se debiese de hacer, por lo que ya tenia dicho, que le parecia que en lo tal era bien que hubiese órden é cerimonias en la manera siguiente: Que se juntasen los deudos del mozo que ansí habia de ser hecho orejon, como fuese natural de partes de padre de la ciudad del Cuzco y que él y su padre y madre fuesen señores, y sinó, lo fuese el padre; y si caso fuese que no tuviese padre, que los deudos de su padre é más cercanos; y que éstos hiciesen cierta fiesta á todos los demás deudos, y que en esta fiesta diesen órden é dijesen como querian hacer orejon á aquel tal su hijo ó deudo; que les regoci... que en la tal fiesta se hallasen y con sus prosperidades y mantenimientos le favoreciesen; [é] aunque fuese el que la tal fiesta habia de hacer el más rico de los deudos, se habia de encomendar á que le favoreciesen los demás sus deudos en la tal fiesta y otras cosas que ansí le subcediesen, con lo que ansí tuviesen; porque les queria dar á entender, que por prósperos que fuesen, habian de tener en mucho á los que tenian no tanto, porque, al fin, podria ser posible que el que al presente se vía en prosperidad, que podria perderse, y el otro que no tenia tanto, estar aumentado en bienes y le podria socorrer; y porque siempre tuviesen una hermandad y confederacion, daba aquella órden é aquella manera.

¡A descansar! ¡á descansar! ¿Conque sabéis al fin que es el duque de Lerma? ¿Conque os habéis arreglado? Todos se arreglan menos yo. Vamos, amigo mío, que es ya tarde. ¡Que es ya tarde! dijo Montiño siguiendo á doña Ana que se encaminaba á unas escaleras ; decídmelo á mi, que he estado dos horas arrinconado en el pasadizo, y temblando, más encogido que un orejón.

Aquí están las instrucciones dijo Carnicero, soltando el tenedor para sacar un papel de su gaveta. Las de memoria replicó Orejón . Ahora, señor conde, no perdamos el tiempo y corramos a ver a los jefes de la guarnición a quienes hemos hablado del negocio, y que no han querido soltar prenda mientras viviera el Rey. Esta noche no hay junta.

Por la religión triunfante dijo Elías, empinando con gravedad. Por los buenos principios de gobierno apuntó Negri .... Pero no bebe usted, Sr. D. Felicísimo. ¿No bebes, Felicísimo? Eso no se puede consentir manifestó Orejón con brío, apresurándose a ser Ganimedes del Júpiter de la agencia eclesiástica . Verdad es que este Jerez quema como pimienta.

Orejón se despidió para volver a la noche, trayendo las últimas noticias, y Carnicero se quedó solo, saboreando en deliciosas meditaciones su júbilo apostólico, ideando planes y considerando el triunfo rápido de la España religiosa sobre la España masónica. Después fue Salvador a despedirse y a llevar la carta para Cordero, y otra vez se quedó solo el anciano con la criada que le aprestó la cena.

Vi el desarrollo de la muralla desde el muelle hasta el castillo de Santa Catalina; reconocí el baluarte del Bonete, el baluarte del Orejón, la Caleta, y me llené de orgullo considerando de dónde había salido y dónde estaba.

Será viejo como yo dijo Carnicero tomando la copa . Pues brindo.... Las tres copas chocaron con alegre campanilleo, debido principalmente al temblor del pulso de D. Felicísimo. Brindo por la felicidad de España. Que ya está segura. Otra copa. Hombre.... Otra. Orejón llenó obra vez las tres copas, con no poco sentimiento de Tablas, que alejado por el respeto, contemplaba las mermas de la botella.

Orejón y el conde se retiraron. En el pasillo, donde salió a despedirles el dueño de la casa, fueron sorprendidos, como otro visitante anterior, por un gran desprendimiento de cascotes del techo. Llueven piedras, ¿o qué es esto? gruñó Orejón deteniéndose. No es nada. Los ratones me tienen minado el techo. Ya os arreglaré, masoncillos.

Este día se halló en las dichas galeras por cabeza de los italianos el capitán Fantón, siciliano, bien entendido y valiente soldado; de los franceses el coronel Masa, caballero de la Orden de San Juan; de algunos españoles, el sargento del Capitán Orejón; y así viendo los turcos que allende del daño que les hacían de las galeras, que del fuerte también habían echado á fondo algunos esquifes llenos de turcos, y que ya los esmeriles y arcabuces de la muralla los mataban por través, acordaron de retirarse con gran pérdida.

El hombre extraño, que conocemos con el nombre de Elías, nació allá en el año 1762 en el pueblo de Ateca, lugar aragonés que se encuentra como vamos de Sigüenza á Calatayud. Fueron sus felices padres Esteban Orejón y Valdemorillo y Nicolasa Paredes: él, labrador honrado; ella, hija única del vinculero más rico del vecino pueblo de Cariñena.