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El no tenía bienes raíces de ninguna clase, no estaba inscripto en el gran libro, no debía de tener tampoco economías. Sumando su sueldo con el sueldo de los pececillos, el total no alcanzaba, con las mermas del descuento, a seis mil duros.

Cada piedra se la pagaban echando un pescado más en la caldera; pero como los cocineros vivían de la misma alimentación del gigante, ésta experimentaba considerables mermas. Gillespie, acostumbrado á las abundancias de su primer alojamiento, debía sufrir hambre. ¡No poder hacer yo nada por él! murmuraba el profesor desesperadamente.

Si sus barcos se perdían, estaban asegurados; si las huelgas cerraban momentáneamente sus fábricas, no por esto sufriría su capital grandes mermas: si se agotaban las minas de Bilbao, él tenía otras y otras en distintos puntos de España, que aguardaban la explotación.

El cuerpo era proporcionado a la cabeza, de regular tamaño, y daba señales de recientes y muy considerables mermas de robustez, en los excesivos sobrantes del chaquetón y de los pantalones pardos con que le vestía; como las daban de pérdidas de vigor y fortaleza, la cerviz algo humillada y el andar no muy seguro.

Después de adquirir un abanico no pudo resistir a la tentación de comprar un imperdible. ¡Cayó en la cuenta de que le hacía tanta falta!... Incapaz de calcular las mermas de su nada abundante peculio, vio en los Diamantes Americanos ciertos pendientes que, una vez puestos, habrían de parecer como nacidos en sus propias orejas.

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Será viejo como yo dijo Carnicero tomando la copa . Pues brindo.... Las tres copas chocaron con alegre campanilleo, debido principalmente al temblor del pulso de D. Felicísimo. Brindo por la felicidad de España. Que ya está segura. Otra copa. Hombre.... Otra. Orejón llenó obra vez las tres copas, con no poco sentimiento de Tablas, que alejado por el respeto, contemplaba las mermas de la botella.