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Actualizado: 1 de junio de 2025
D. ANGEL DE SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS, nacido en Córdoba en 1791, después de muchas vicisitudes, que ya lo elevaban á los cargos supremos del Estado, ya lo castigaban con persecuciones y el destierro, embajador español á esta fecha en la corte de las dos Sicilias, se familiarizó con las obras de los poetas ingleses durante su larga residencia en Londres y Malta, logrando con estos estudios formarse una idea más libre y más exacta de lo que constituye la esencia de la poesía, en la época en que las teorías francesas dominaban sin rival en su patria.
Si yo hubiese podido prevenirlo, no creo que él tomase la resolución heroica de privarse de sus cartas ni del placer de escribirle. Pero todos los hombres están sujetos al error, sobre todo los médicos. No enseñe usted esta frase a mis colegas. »Hicimos un viaje bien tonto de Malta a Corfú, en un vapor muy sucio, cuya chimenea humeaba horriblemente.
Pero volvamos a nuestro asunto. La torre del fuerte de San Cristóbal se había derrumbado, y con ella las últimas esperanzas que abrigaba don Modesto de ver figurar su fuerte en la misma línea que Gibraltar, Brest, Cádiz, Dunquerque, Malta y Sebastopol.
En vista de esto, resolvimos hacer algunas averiguaciones en la Croce di Malta, esa antigua y vieja posada situada en una estrecha calle lateral, peculiarmente italiana, y que prefiere que se la designe aún con el nombre de albergo, en vez del moderno de hotel.
Halláronse presentes a la plática la sobrina y ama, y no se hartaban de dar gracias a Dios de ver a su señor con tan buen entendimiento; pero el cura, mudando el propósito primero, que era de no tocarle en cosa de caballerías, quiso hacer de todo en todo esperiencia si la sanidad de don Quijote era falsa o verdadera, y así, de lance en lance, vino a contar algunas nuevas que habían venido de la corte; y, entre otras, dijo que se tenía por cierto que el Turco bajaba con una poderosa armada, y que no se sabía su designio, ni adónde había de descargar tan gran nublado; y, con este temor, con que casi cada año nos toca arma, estaba puesta en ella toda la cristiandad, y Su Majestad había hecho proveer las costas de Nápoles y Sicilia y la isla de Malta.
Más adelante se descubrieron 22 galeras que traía el Comendador Guimarán para hacer ir á las naves y pasar á Mesina por dineros. Llegadas estas galeras á Zaragoza, hicieron lo que solían en las posesiones della. Cargaron de leña para Mesina, y lo mesmo hicieron á la vuelta para Malta.
La tripulación se compone de veintiséis hombres. La arboladura tiene dos palos, lo que permite servirse de las velas y ahorrar el carbón... Y hasta hay á bordo cuatro buenos cañones, añadió Marenval, que parecía decidido á hablar siempre que debía callarse. ¿Y qué piensan ustedes hacer con esa artillería? dijo una voz burlona. ¿Van ustedes á bombardear Malta ó á tomar Trípoli?
Asistían allí también las galeras de Génova y de Malta, y no se cuenta gran número de trasportes que con la armada iban, armada inmensa, gente en grandísimo número a morir resuelta, alentada por la fe y por las indulgencias concedidas a los que en aquella empresa se encontrasen, que eran las mismas que se concedieron por otros pontífices a los conquistadores de los Santos Lugares, y que poco antes había llevado el nuncio de Su Santidad monseñor Ondescalco.
Usted mismo me ha puesto al corriente de sus aventuras. Vamos, amigo mío, seamos francos. ¿No me dijo usted mismo que pensaba llevársela a Malta? Lord Gray sonrió. Yo no he dicho eso exclamó vacilando. Usted... usted mismo. Y yo prometí ayudarle en la empresa, a cambio de su auxilio para matar a mi aborrecido rival Currito Báez. Es verdad dijo riendo . Bien, amigo mío.
Proveyeron de agua á muchas naves que les faltaba, que con la priesa del partir de Malta no habían tomado el agua que habían menester. De allí partieron todos juntos á Cabo de Palos, donde llegaron otro día.
Palabra del Dia
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