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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Con el estruendo de costumbre sobre el malísimo empedrado, pasaban muchos carruajes, cuyos cristales, empañados por el frío de la noche, dejaban apenas percibir la blanca forma de una dama de copete; y seguían los tranvías su trotar monótono, entretenido el conductor en regalar el oído de los viajeros con espantables sonatas de corneta.
El vino extranjero es carísimo, el vino común del país es malísimo para mi gusto, y vuelvo á decir que doy razón, mucha razon á las perdices, á los pucheros y al vino de mi tierra. En materia de comer y de beber, sépalo el magnífico Paris, soy castizo español. Le felicito por sus glorias; pero soy español, bien que en otras muchas cosas ...no soy francés.
Los últimos días que pasamos en el estudio... que se lo cuente á usted Isidora... estuve malísimo; como que nos asustamos, y....» Le entró tan fuerte golpe de tos, que parecía que se ahogaba. Isidora acudió á incorporarle, levantando las almohadas.
Mientras tanto, D. Bernardo, de malísimo talante, no tanto por la travesura de su hijo como por las incorrecciones de su esposa, sirvió la sopa a todos los comensales, llenando también el plato de aquélla y el de su hija ausente. Al llegar al de Enrique, dijo en tono perentorio: Niño, ven a sentarte a la mesa. Pero Enrique se hizo el sueco y siguió gimiendo y pataleando a ratos.
Su entendimiento es de los mas perspicaces que se puedan ver; sabe una multitud de cosas, y algunas ha inventado: apénas rayaba con los doscientos y cincuenta años, siendo estudiante en el colegio de jesuitas de su planeta, como es allí estilo comun, adivinó por la fuerza de su inteligencia mas de cincuenta proposiciones de Euclides, que son diez y ocho mas que hizo Blas Pascal, el qual habiendo adivinado, segun dice su hermana, treinta y dos jugando, llegó á ser, andando los años, harto mediano geómetra, y malísimo metafísico.
Oyes, Miguelito, ¿quieres hacerme el favor de salirte a la sala? dijo a su sobrino en un tono almibarado, pero muy sospechoso. Miguel se apresuró a escapar del gabinete. No tardó en oír fuertes trastazos, acompañados de vivas interjecciones, paseos y un resuello lúgubre de malísimo agüero.
Parece imposible conseguirlo sin alas; el camino es malísimo, poco más o menos como el nuestro de Mendoza a Uspallata, en los Andes argentinos; pero, en cambio, el lujo salvaje de la vegetación reposa la vista, y los hilos de agua que descienden entre flores y follaje, alegran el paisaje.
Unas cuantas jóvenes se complacían en burlarse de él haciéndole soltar un chorro de simplezas. Aquella salida hizo reír a las damas. A Tristán le causó malísimo efecto. Usted es un sabio, amigo Aldama, y si yo hubiera adivinado que estudiando bien el latín y las matemáticas llegaría a casarme con una mujer tan guapa como la suya no hubiera sido tan zángano, me hubiera aplicado más.
Doña Paca advirtió en él, juntamente con los síntomas de agravación, cierta alegría febril, lo que juzgó de malísimo agüero, pues si su amo se volvía niño o demente cuando tan malito estaba, señal era esto de la proximidad del fin. Toda la noche estuvo dando vueltas de un lado para otro, queriendo levantarse, y renegando de que le tuvieran prisionero en la cárcel de aquellas malditas sábanas.
¡Aquí! ¡Venga usted aquí! «Me trata de usted, ¡malísimo!» se dijo el perro, a quien no hacían efecto las pompas y vanidades. Y avanzó con mayores precauciones aún, asegurando bien la pezuña a cada paso que daba, meneando el rabo de un modo vertiginoso. ¡Aquí! ¡Aquí! seguía gritando la vieja. Por fin, a una velocidad máxima de seis pasos por minuto, llegó el Cuco a su destino.
Palabra del Dia
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