Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de mayo de 2025
Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta. El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta.
Ahora todavía, después de tantos años, suspiro a veces por la donairosa niña, objeto de mi primer amor. Matilde ha sido, viva y muerta, temida rival para cuantas me amado. Su nombre se me ha escapado de los labios, involuntariamente, cuando iba yo a decir el de otra mujer, y acaso sea el último que salga de mi boca a la hora de morir.
Era el Chivo el que hablaba, después de escupir por la comisura de los labios, con la gravedad solemne de un valentón parco en palabras. La Marquesita protestó. ¿Y nosotras qué somos, mamarracho? Sí; eso es: ¿qué somos nosotras? añadieron como un eco las dos de Moñotieso.
Y besó con éxtasis aquellos ojos azules profundos, melancólicos, aquella tez nacarada, aquellos bucles dorados que circuían su rostro como un nimbo de luz. ¡Oh, qué hermoso pelo! ¡Qué cosa tan hermosa, Dios mío! Y apretaba sus labios contra él y hasta sumergía el rostro entre sus hebras con tanta voluptuosidad y ternura que estaba a punto de llorar.
Perico y su hermana, no muy tiernos y afectuosos entre sí, se entendían a maravilla en el terreno de las picardigüelas, y a veces la hermana completaba la frase picante, detenida en labios del hermano por unas miajas de la reserva que inspira la mujer aún al hombre menos capaz de tenerla.
Y el cielo se encendía con violentos resplandores de incendio. Verdú reposa en la ancha cama. Sus brazos están extendidos sobre la sábana. Y sus manos son transparentes. Y sus ojos están entornados. Y en su rostro se muestra un sosiego dulce. Verdú respira penosamente. De rato en rato un gemido se escapa de sus labios.
Curra Albornoz dijo. Lo enorme de la afirmación destruyó su efecto. Un «¡bah!» general de incredulidad brotó de todos los labios, y la duquesa se hundió de nuevo en las profundidades de su chaise-longue, exclamando: ¡Eso es una canard! ¡Sí, señor!... ¡Un camelo! añadió Gorito muy indignado.
Algunos mechones, que conservaban la oleosidad de los ungüentos, pendían de uno de los bordes. ¿Era también su guedeja o las serpientes fascinadas de algún extraño sortilegio?... Ramiro admiró la dulzura de los párpados orlados de sombra, bajo las cejas alargadas por el kohl; y aquella rara sonrisa, aquella sonrisa de ensueño, que estremecía levemente sus labios, como si un vuelo invisible mantuviera sobre ellos cosquillosa frescura.
Arturo, quizá sin haber llevado una copa a sus labios, estaba borracho.
Consideraba luego don Paco, y esto le lisonjeaba y le ponía muy orondo, que Juanita, ya que no le amase, se deleitaba con su conversación, le reía los chistes, le aplaudía las discreciones, y oyéndole hablar, se mostraba muy atenta y como pendiente de sus labios.
Palabra del Dia
Otros Mirando