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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Os juro, mi buena, mi amada madre, que no. Y sin embargo, hemos sido enemigas. ¡Enemigas! dijo don Juan. Si no enemigas, yo no la he querido bien, y ella me ha querido mal. No; no, señora: todo consiste en que vos sois amiga de Lerma, y yo amiga de la reina... pero eso nada importa; vos habéis querido separarme de la reina... esto era natural.
Yo le juro a la señora que lo que le he dicho es el Santísimo Evangelio replicó Ido poniéndose la mano sobre el pecho . José Izquierdo es persona formal. No sé si la señora lo conocerá.
Gastón no es un hombre del pueblo, oscuro y pobre; el esposo, el único esposo que conviene a mi estado y a mi indigencia.» «Gastón será el esposo de Adela, he dicho yo. Es una reparación que te debe la Providencia. Yo pagaré la deuda de la sociedad.» Yo le he dicho, Eduardo, y lo juro por mi honor, que es preciso que ese deseo se cumpla.
Hay, mi querida Elisa, que yo amaba al marqués de Pierrepont... lo amo de toda mi vida... y si rehusé su mano es porque la tía me juró que lo desheredaba si se casaba conmigo... y hoy ha muerto... ¿entiendes?... ha muerto algunos meses después de mi matrimonio con otro... si hubiese esperado este poco de tiempo sería su mujer... ahora me encuentro separada de él para siempre... ¡y lo amo más que nunca!
Pero deteniéndose a la puerta y volviendo sobre sus pasos, le dijo: Si me dieses palabra de ser formal, te llevaría a mi cuarto. Palabra redonda respondió el joven alegremente. ¿Nada de besitos? Nada. Júralo. Lo juro. Bien, quédate ahí un instante, y después vienes en puntillas, ¿sabes? Hasta ahora. Hasta ahora dijo Gonzalo apoderándose de una de sus manos y besándola.
¡Ah, señor! ¿seréis acaso el rey? ¡El rey! guardáos muy bien, señora, de indicar nada á su majestad; os juro por la salvación de mi alma, que no soy el rey, ni mucho menos; que el rey ninguna parte tiene en vuestra desdicha, que yo soy... yo solo... el causador de ella. ¡Sin embargo, podéis hacer grande al desdichado fruto de vuestro delito! Sí; sí, señora; grande entre los grandes.
No creas que te reproche nada. Le has coqueteado a Castilla sabiendo que él me festejaba. No me importaría, no tengo celos, te lo juro, pero lo que has hecho me demuestra que no soy nada para ti, que me desprecias, y si es así ya no quiero ser tu hermana.
Se quiere una vez y después... se las arregla uno como puede. Y ella es hermosa, Alvarín, hermosa, hermosa; eso te lo juro yo. Sí, eso a la vista está. No, no todo está a la vista como comprendes. Me lo figuro. No es lo mismo. Hubo una pausa. Y continuó Visita: ¿Ves esa cara dulce, apacible, que sólo tiene algo de pasión en los ojos, y esa, como a la sombra debajo de las pestañas, contenida...?
Pero si le decían que todo el furor religioso carlino de tales héroes no era más que una pantalla para encubrir contrabando, entonces el enfermo sacaba los puños de entre las sábanas, llamaba al cirujano mequetrefe, y decía a su hermano: Tú eres un intrigante forrado en masón. Márchate de aquí y déjame solo. Me estorbas, te juro que me estorbas.
Nada, ni se movió, ni chistó. ¡Si las cosas no pintan mejor en junio, te juro que me regalo una bala, como hay Dios! Quilito repuso: No tengas cuidado, que ya pintarán mejor. Me admira tu confianza y tu frescura exclamó el primo, porque si a mí me llega el agua a la cintura, a ti te debe subir hasta el pescuezo; ¿qué vas a hacer con el portugués?
Palabra del Dia
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