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El señor comisario, como quien despierta de un dulce sueño, los miró y miró al delincuente y a todos los que alderredor estaban, y muy pausadamente les dijo: "Buenos hombres, vosotros nunca habíades de rogar por un hombre en quien Dios tan señaladamente se ha señalado; mas pues él nos manda que no volvamos mal por mal y perdonemos las injurias, con confianza podremos suplicarle que cumpla lo que nos manda, y Su Majestad perdone a éste que le ofendió poniendo en su santa fe obstáculo.

Mas si acaso, amado amigo, Prosigues esta contienda, Lleva este abrazo por prenda De que me llevas contigo. Lira, el cielo te acompañe: Vete, que á Leoncio veo. Y á ti te cumpla el deseo, Y en ninguna parte dañe. LEONCIO ha de estar escuchando todo lo que ha pasado entre su amigo MORANDRO y LIRA.

Usted, que ha merecido ser amado por ella, debe ser el mejor de los hombres. Antes de dejar estos lugares, que ya no volveré a ver nunca, antes de que la expiación se cumpla, pido a usted como una gracia que me diga una palabra. Piense usted que voy a morir pronto. La última palabra pronunciada por ella fue de perdón: me pidió que la perdonara ¡yo, que la había muerto!

Sin duda, hace falta mucho valor, sangre fría, agilidad y sobre todo mucha suerte para llevar a cabo una empresa tan peligrosa; pero con la ayuda de Dios y de su patrón, Santiago, usted saldrá de ella con honor, o bien morirá con la muerte de los valientes, lo que no es dable a todo el mundo. Vamos, hijo mío, cumpla bien, que Dios y su jefe tienen la vista fija en usted dijo el capitán.

Está bien añadió Materne ; no es hora de discutir. Los enemigos van a subir; cada cual cumpla con su deber. A pesar de tales palabras, sencillas y reposadas en apariencia, Materne sentía una gran inquietud interior.

Mi conciencia no estaría tranquila si se dejase de acatar semejante voluntad, manifestada por ella, aunque no escrita. No ha de haber dificultad alguna para que se cumpla, puesto que mi marido piensa como yo sobre este particular. Escribo esta mañana a la señorita de Orleans esta triste noticia, rogándola se sirva comunicársela cautelosamente a la señora duquesa, su madre.

No hay plazo que no se cumpla, y dicho plazo se cumplió al cabo. Cumpliéronse también los pronósticos del Padre. D. Valentín salió aquel día muy de mañana con el aperador para ir á la casería, de donde no pensaba volver hasta la noche. El Comendador, que lo espiaba todo, se preparó para la entrevista prometida. El P. Jacinto no se hizo aguardar mucho tiempo y vino á buscarle.

El 21, a las once de la mañana, mandó subir toda la tropa y marinería; hizo que se pusieran de rodillas, y dijo al capellán con solemne acento: «Cumpla usted, padre, con su ministerio, y absuelva a esos valientes que ignoran lo que les espera en el combate». Concluida la ceremonia religiosa, les mandó poner en pie, y hablando en tono persuasivo y firme, exclamó: «¡Hijos míos: en nombre de Dios, prometo la bienaventuranza al que muera cumpliendo con sus deberes!

El dictador, además, si ha de valer para fundar algo, ha de ser el instrumento, el apoderado de una gran parte de la nación, cuyos mandatos ha de cumplir con la fuerza que la misma nación pone en sus manos para que los cumpla.

Don Pedro, valiéndose de los subalternos del asistente, averigua que éste lo sabe todo; pero siente curiosidad de ver cómo sale de este embarazo, é insiste de nuevo en que se cumpla con rigor la ley. Juan Pascual, que se precave de la cólera del Monarca arrancándole una orden solemne, no tarda en ejecutar su proyecto.