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Actualizado: 30 de junio de 2025


498 Aquello es un hervidero de pampas -un celemín-. Cuando riunen el botín juntando toda la hacienda, es cantidá tan tremenda que no alcanza a verse el fin. 499 Vuelven las chinas cargadas con las prendas en montón; aflige esa destrucción: acomodaos en cargueros llevan negocios enteros que han saquiao en la invasión.

Allí bajaré á tierra, veré á Jacobo y le plantearé las formidables preguntas que deben esclarecer por completo la oscuridad de que tan hábilmente han sido rodeados los pormenores del crimen. ¿Van ustedes á verle? exclamó la madre juntando las manos con ademán suplicante. ¡Oh! Llévenme con ustedes. No podemos. La presencia de usted á bordo sería una confesión de nuestros proyectos.

Los pobres apetecen las riquezas y demas aparatos magníficos que ven en los ricos, y es porque se engañan juntando la nocion de las riquezas con la de su felicidad.

Sentaos, Nancy... aquí... indicando una silla frente a él . He vuelto así que pude, para impedir que alguna otra persona os contara lo sucedido. He experimentado una gran sacudida, pero temo más lo que vais a sentir vos. ¿No se trata de mi padre o de Priscila? dijo Nancy con los labios trémulos y juntando sus manos con fuerza sobre las rodillas.

Finalmente la presencia y autoridad de Roger, y de los otros Capitanes pudo tanto, que obedecieron todos, y con mucho peligro les retiraron, porque habian sacado sus banderas con ánimo de acometer á Pera, y saquearla, juntando á su venganza su codicia.

Ahora todos los pueblos del mundo se conocen mejor y se visitan: y en cada pueblo hay su modo de fabricar, según haya frío o calor, o sean de una raza o de otra; pero lo que parece nuevo en las ciudades no es su manera de hacer casas, sino que en cada ciudad hay casas moras, y griegas, y góticas, y bizantinas, y japonesas, como si empezara el tiempo feliz en que los hombres se tratan como amigos, y se van juntando.

¡Vos me conocéis!... exclamó la Dorotea más que eso... Vos conocéis á mis padres... ó los habéis conocido... Mi madre se llamaba Margarita. Es verdad. ¿Y dónde está mi madre? preguntó juntando sus manos y con voz anhelante Dorotea. ¡En el cielo! contestó con voz ronca el bufón. ¡Ah! exclamó la Dorotea. Y dejó caer la cabeza, y guardó por algunos segundos silencio.

Había pensado ella varias veces en los candelabros de plata, pero ¿cómo empeñarlos sin que D. Francisco, hombre de tan buen ojo, se enterase?... ¡Ya podía ser, ya podía ser!... Ella tendría buen cuidado de reponerlos en su sitio, juntando muy pronto el dinero preciso para el desempeño, y así su marido no se percataría de nada cuando recobrase la vista. ¡Pluguiera a Dios y a Santa Lucía que esto fuera pronto!

Cumplido tan santamente su noviciado, pasó á los estudios mayores, donde juntando el fervor y devoción con las ciencias, concibió ardientes deseos de consagrarse á Dios más estrechamente en las Misiones de las Indias y seguir más de cerca las pisadas del glorioso apóstol San Francisco Xavier.

El postrer duelo de España . Extraño es, sin duda, que los traductores alemanes de Calderón no hayan apreciado, como merece, esta obra dramática. En todos conceptos puede calificarse de una de sus comedias más magistrales, juntando el arte más refinado en su plan con la animación teatral más perfecta; su estilo es también casi siempre de primer orden.

Palabra del Dia

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