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Actualizado: 30 de junio de 2025
Una mañana, después de estos excesos, a la hora en que en las tinieblas del alma del borracho se alza una vaga aurora espiritual, nació, de repente, la idea de partir para la China. Y como soldados adormecidos en el campamento, que al són del clarín se levantan y uno a uno se van juntando y formando en columna, otras ideas se fueron reuniendo en mi espíritu, alineándose en formidable formación.
Cualquiera tiene un desliz, la carne es flaca; por eso no es bueno para el hombre vivir solo, porque se encenaga, y como dijo quien lo entendía, es mejor casarse que abrasarse en concupiscencia, señor don Pedro. ¿Por qué no se casa, señorito? exclamó, juntando las manos . ¡Hay tantas señoritas buenas y honradas! A no ser por la oscuridad, vería Julián chispear los ojos del marqués de Ulloa.
Quizá Aarón pueda darnos un consejo. Necesitamos poner una, porque, si no, los asnos y las otras bestias lo estropearán todo. Y no es fácil hacer una cerca, según tengo entendido. ¡Ah, se me ocurre una idea, papaíto! dijo Eppie de pronto, juntando las manos, después de reflexionar un minuto . Aquí hay una gran cantidad de piedras desparramadas.
Al reunirse reconocieron unánimes la necesidad de la empresa de Trípoli, pues que para ella los había enviado S. M. Católica, juntando la armada; pero juzgáronla por de pronto irrealizable, conviniendo al fin en ir á los Gelves en espera de la gente y naos con que se había de reforzar la expedición.
Las vetustenses le parecían más guapas, más elegantes, más seductoras que otros días: y en los hombres veía aire distinguido, ademanes resueltos, corte romántico; con la imaginación iba juntando por parejas a hombres y mujeres según pasaban, y ya se le antojaba que vivía en una ciudad donde criadas, costureras y señoritas, amaban y eran amadas por molineros, obreros, estudiantes y militares de la reserva.
¡Ay! no diga usted tales cosas exclamó ella, juntando las manos. Perdóneme usted, señora: no sé lo que me digo. A pesar de todo, usted me consuela, y hallo en su presencia no sé que grata expansión. No podré nunca olvidar que sólo usted se atrevió á defenderme cuando todos me acusaban. Al decir esto, Lázaro no pudo menos de advertir que la santa dejó caer pesadamente los brazos, y miró al cielo.
Pues el efecto producido en las tres damas por la respuesta de Clara fué enteramente igual al que producen los apostrofes de un predicador endemoniado en el tímido y dueñuesco auditorio de un novenario. ¡Qué horror! exclamó Paz juntando las manos. ¡Jesús! ¡Jesús! dijo Salomé tapándose los oídos. Et ne nos inducas profirió la devota alzando los ojos al cielo. Hubo un momento de confusión.
Realizaba economías asombrosas por ir juntando poco a poco el dinero para la casa.
Rompió la fotografía; pero luego fué juntando los fragmentos, y acabó por guardarlos entre los papeles. Su cólera cambiaba de objetivo. Freya, en realidad, no era la principal culpable de la muerte de Esteban.
En este tiempo andaba con presteza Juntando Juan Ortiz mucha comida: El Sargento mayor vá sin pereza De los indios buscando la manida; Y tanto calor pone, y tal destreza, Que la miseria en breve fenecida, Que el indio tiene, deja y los buhíos Barridos de alto á bajo, y muy vacios.
Palabra del Dia
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