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Actualizado: 21 de julio de 2025
La Naturaleza es durante este mes una inmensa elegía que se asocia íntimamente con la eterna elegía del corazón humano. Voy y vengo por la hierba húmeda sin otro objeto que pisar las huellas de los seres queridos que no hace mucho iban delante de mí, detrás de mí o a mi lado por esta senda.
No bien acabadas de hacer las paces, llegó don Acisclo con Pepe Güeto, quienes no advirtieron las huellas de la pasada tempestad. Cenaron los cuatro en amistosa compañía, y con buen apetito, y se fueron luego a dormir. Al día siguiente se celebró con pompa y estruendo la entrada triunfal de D. Jaime en Villafría.
Conservaba como precioso tesoro todas las frases de elogio que la prensa había tributado a sus obras. El único deseo, el único afán de su vida era que su hijo siguiese las huellas de su padre, fuese un hombre respetado por su talento e ilustración. Dios quiso colmar sus votos. Primero comenzó a ver alzarse ante sus ojos la imagen corporal de su marido reproducida en el hijo.
En todas partes aparecían huellas de la influencia moral del Gobierno. Aquí se había ofrecido un juzgado de primera instancia; allá, una carretera; en el otro pueblo, la aprobación de sus cuentas municipales, ¡que ya tenían que ver!; en el del otro lado, la tala de un monte, y en el de enfrente, el repartimiento, entre los vecinos, de ciertos terrenos de propios.
¡Dios quiere darme tiempo para que me arrepienta de mis pecados! ¡No lo olvide, Señor Don Juan Manuel! ¡Les forcé para que se hiciesen a la mar, y con ellos estuve embarcado toda la noche!... La muerte estaba en acecho, y la sentí pasar por mi lado. Estaba en aquella barca de pescadores y en esta casa mía.... Por donde voy descubro las huellas de su paso. ¡He visto sus luces!
A la misma puerta del templo parábase de cuando en cuando una berlina blasonada, y lentamente se apeaba de ella una dama; cuanto más poderosa menos engalanada, mostrando en los ojos la soñolencia que deja el trasnochar, y en el rostro marchito las huellas ardorosas de la atmósfera de las fiestas.
Muchos de los asuntos de las obras de Comella están sacados de la historia moderna. Extraños debieron sonar para los españoles los títulos de su Catalina II en Cronstadt y su Federico II en el campo de Torgau. También existe de él un Guillermo Tell. Gaspar de Zavala y Zamora, y Vicente Rodríguez de Arellano fueron otros poetas dramáticos, que siguieron sus huellas.
Entonces hubiera podido creer que cada uno lloraba en ella una hija o una hermana querida; de tal modo la idea de separarse para siempre y de perder lo poco que de ella quedaba, había aumentado la intensidad de todos los dolores. En aquel momento aproximose un desconocido. Parecía rayar en la edad madura, pero algún dolor inmenso había grabado en su frente las huellas de una vejez anticipada.
Guardaba Torrebianca entre sus papeles un retrato enviado por Robledo, en el que aparecía á caballo, cubierta la cabeza con un casco blanco y el cuerpo con un poncho. Varios mestizos colocaban piquetes con banderolas en una llanura de aspecto salvaje, que por primera vez iba á sentir las huellas de la civilización material.
Yo tambien dejar quiero mi memoria; aunque agostado como débil lirio, quiero esculpir mis huellas en la historia. Quiero que un dia el mundo con delirio orne mi tumba con laurel de gloria... Laurel de gloria, ó palma de martirio. ¡Ay Dios! ¿No quereis decirme dónde la podré encontrar? Largos dias há, su huella busco con ardiente afan... Yo quiero verla un instante... Un instante nada más.
Palabra del Dia
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