United States or Sri Lanka ? Vote for the TOP Country of the Week !


No habia en él otros españoles que los dos curas y algunos pocos eclesiásticos, que tambien aguardaban aquel dia la muerte, intimada por el inhumano caudillo de los rebeldes, si no declaraban el parage en que suponian ocultos los caudales de S.M., cuyo peligro evitaron con la llegada de Orellana, á quien expresaron con lágrimas los sentimientos de su corazon: y seguidamente se pensó en regresar á Puno, en cuyo tránsito cargaron los enemigos á los desfiladeros, con intento de cortar la marcha, como lo habian logrado anteriormente: pero se les frustró el designio con haber apostado algunos piquetes de fusileros, que los contuvieron con la pérdida de tres ó cuatro de los mas atrevidos.

Aquel puente parece un símbolo de union entre las dos naciones; pero los piquetes de soldados, guardas y gendarmas que estacionan en las dos extremidades, como mirándose de hito en hito y representando la desconfianza egoista de cada gobierno, me parecieron protestas vivientes contra la idea natural y social representada por la piedra muda del puente.

El de la derecha conduce a los Llanos, su patria, el teatro de sus hazañas, la cuna de su poder; allí no hay fuerzas superiores a las suyas, pero tampoco hay recursos; el del medio lleva a San Juan, donde hay mil hombres sobre las armas, pero incapaces de resistir a una carga de caballería en que él, Quiroga, vaya a la cabeza agitando su terrible lanza; el de la izquierda, en fin, conduce a Mendoza, donde están las verdaderas fuerzas de Cuyo a las órdenes del general Videla Castillo; hay un batallón de ochocientas plazas, decidido, disciplinado, al mando del coronel Barcala; un escuadrón de coraceros en disciplina que manda el teniente coronel Chenaut; milicia, en fin, y piquetes del número 2.º de cazadores y de los coraceros de la Guardia. ¿Cuál de estos tres caminos tomará Quiroga?

Videla Castillo sabe oportunamente que Quiroga se acerca, y no creyendo, como ningún general podía creer, que invadiese a Mendoza, destaca a las Lagunas los piquetes que tiene de tropas veteranas, que, con algunos otros destacamentos de San Juan, forman al mando del mayor Castro una buena fuerza de observación, capaz de resistir un ataque y de forzar a Quiroga a tomar el camino de los Llanos.

En esta crítica situacion, se mandó á los tenientes de fusileros de las milicias de Puno, D. Martin Sea y D. Evaristo Franco, que con sus respectivos piquetes acometiesen bruscamente á los enemigos en el parage donde habian colocado la bandera, lo que egecutaron con mucho riesgo; pero ayudados del vivo fuego que les hicieron, lograron rechazarlos en breve rato de aquel puesto: y para que los nuestros le mantuviesen contra los nuevos refuerzos y socorros que les oponian los contrarios, fué preciso destacar al capitan D. Santiago Vial, con otro piquete de fusileros, á fin de que los reforzase; con lo cual no solo contuvieron á los indios, sino que los apartaron á una considerable distancia, quedando dueños de una situacion tan importante.

No se descuidó Orellana en tomar cuantas prevenciones consideró oportunas para evitar el ser sorprendido aquella noche, pero el enemigo no hizo movimiento alguno; hasta la una de la tarde del dia siguiente, que se puso en marcha para atacar los indios fieles que estaban apostados en el Cerro del Azogue, y habiendo conseguido desalojarlos, bajaron en su seguimiento hasta el Castillo de Santa Bárbara, con tanto impetu, que fué preciso saliese la guarnicion á sostenerlos, empezando de este modo la accion por aquel lado, que en breve se hizo general, y fué preciso oponerles la caballeria por la parte de la campaña, y destacar algunos piquetes de fusileros para contenerlos cerca la iglesia de San Juan, donde hacian sus mayores esfuerzos para ocupar aquel puesto: y aunque duró por largo rato la obstinacion y la resistencia por una y otra parte, fueron al fin rechazados con pérdida de algunos de los suyos, y sin daño considerable de los nuestros.

Y para asegurar mas el intento, y obligarlos á rendirse, se reforzó el puesto con algunos piquetes de fusileros, que llegaron ya muy tarde, y no les fué posible la subida por ser muy áspera y peligrosa: obstáculos que les precisaron á retirarse á la plaza, donde algunos entraron muy maltratados de los hondazos que habian recibido, por cuyo motivo se tomó la provindencia de mandar á los indios fieles quedasen y mantuviesen su puesto, y que los Mañazos resguardasen la falda opuesta hasta la mañana siguiente, en que seguramente se hubiera conseguido el pensamiento, si la poca observancia y ninguna advertencia del cacique Bastinza no les hubieran proporcionado los medios para la fuga.

Guardaba Torrebianca entre sus papeles un retrato enviado por Robledo, en el que aparecía á caballo, cubierta la cabeza con un casco blanco y el cuerpo con un poncho. Varios mestizos colocaban piquetes con banderolas en una llanura de aspecto salvaje, que por primera vez iba á sentir las huellas de la civilización material.

Aquella noche se mantuvieron los oficiales y guarnicion sobre las armas en las trincheras, y los indios fieles se apostaron por toda la circunferencia esterior de la poblacion, ademas de varios piquetes y patrullas, que estuvieron en continuo movimiento hasta el alba, para observar los que intentase el enemigo, á fin de que estas precauciones evitasen cualquiera sorpresa que hubiesen meditado.

Por nuestra parte se doblaron las guardias y centinelas, se nombraron piquetes de caballeria y algunos lanceros á pié, para que se mantuviesen en continua vigilancia al rededor de la villa, así para evitar algun incendio, como para que con la mayor precaucion y silencio se adelantasen cuanto les fuese posible á observar los movimientos del enemigo, tornando despues cuantas providencias eran necesarias para no ser sorprendidos.