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Actualizado: 19 de junio de 2025


Pero los hermanos eran duros de oreja, y seguían tirando. De pronto se inició en la turba el pavor de la fuga. Corrieron todos cuesta abajo, cobardes y valientes, empujándose unos a otros, atropellándose, como si les azotasen las espaldas aquellos disparos que seguían conmoviendo la plaza desierta. Juanón y los más enérgicos, contuvieron al doblar una esquina el torrente de hombres.

La palidez, la energía de las facciones del jesuita, sus ropas negras, su valor quizás contuvieron un instante al populacho. Aquella repentina quietud parecía la perplejidad del arrepentimiento. El jesuita dijo con voz sonora y conmovida: ¿qué queréis? Difícil era contestar a esta pregunta con palabras. Los sicarios no sabían bien lo que querían.

Su obrar activo, su espíritu y determinacion fueron sin duda los diques que contuvieron la velocidad con que corrian los progresos de la sedicion, y los que sofocaron las voraces llamas que habian comenzado á arder con demasiada violencia, agitadas por las dulces lisongeras ofertas de la libertad que prometian los edictos de Tupac-Amaru, esparcidos por sus comisionados en todas partes, los que no dejaron de penetrar hasta los corazones de los habitantes de la provincia del Tucuman, cuyos naturales empezaban ya á disponerse para admitir con gusto las turbaciones suscitadas en Chayanta y Tungasuca, no teniendo reparo en expresar publicamente lo muy grato que les seria el dominio de un dueño que aseguraba libertarlos de la opresion en que se consideraban.

No habia en él otros españoles que los dos curas y algunos pocos eclesiásticos, que tambien aguardaban aquel dia la muerte, intimada por el inhumano caudillo de los rebeldes, si no declaraban el parage en que suponian ocultos los caudales de S.M., cuyo peligro evitaron con la llegada de Orellana, á quien expresaron con lágrimas los sentimientos de su corazon: y seguidamente se pensó en regresar á Puno, en cuyo tránsito cargaron los enemigos á los desfiladeros, con intento de cortar la marcha, como lo habian logrado anteriormente: pero se les frustró el designio con haber apostado algunos piquetes de fusileros, que los contuvieron con la pérdida de tres ó cuatro de los mas atrevidos.

En aquella campaña, un puñado de frailes contuvieron la dominación inglesa, teniendo en continua alarma á las centuplicadas fuerzas de los enemigos. La influencia que entonces y ahora tiene el fraile de Filipinas, es preciso ser loco para no apreciarla y comprenderla. Como ejemplo de su influencia y de su poder citaremos un episodio acaecido en la insurrección de Cavite.

Sin provocar más la furia del populacho, y sin tratar tampoco de huir, el anciano miraba con serenidad y calma a los que le ofendían, manifestando en sus miradas, no indignación, sino dulce y resignada tristeza. Aquel grave modo de sufrir la injuria, así como el valor pasivo de que el anciano daba pruebas, contuvieron por algunos momentos la furia del populacho.

Frasquito y Gregorio le contuvieron. Las mujeres, temerosas, procuraron calmarle. Todo había sido broma. Parecía mentira que tomase en serio las simplezas de Isabel.

Y junto con un temblorcillo instintivo, experimentó cierta satisfacción. Le dolía que le perdonasen el golpe, como si fuera él un irresponsable. Al ver la actitud agresiva de Tono, púsose en guardia, como un gallito encrespado, pero los dos se contuvieron, notando que llamaban la atención de algunos albañiles que con el saquito al hombro pasaban camino del andamio.

En mis manos, cuidadas ahora con el esmero de las manos de una princesa, sentí bullir la comezón y el prurito de hartar a aquel inglés de bofetadas y de arañazos. Pero su corrección, su calma y su serenidad impasible me contuvieron y lo aguanté todo.

El conde iba a lanzarse sobre D. Luis para destrozarle si podía; pero la opinión había dado una gran vuelta desde aquella mañana, y entonces estaba en favor de D. Luis. El capitán, el médico y hasta Currito, ya con más ánimo, contuvieron al conde, que pugnaba y forcejeaba ferozmente por desasirse. Dejadme libre; dejadme que le mate decía.

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