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Actualizado: 15 de junio de 2025
Después de una larga peregrinación, al final de la bella estación, pasó por Niza como acostumbraba siempre al dirigirse a París. En Niza había perdido a su hermana, la única compañera de su huérfana juventud, y delante del sepulcro de aquel ser querido, iba siempre a meditar sobre los terribles enigmas de la vida y de la muerte.
No la impresionaban las ilusiones de sus padres por el contraste que formaban con su certeza de que era muy breve el espacio que las separaba de la sepultura de los ilusos, puesto que no era el dolor de perderlos lo que sentía en sus temores de quedarse huérfana a la hora menos pensada.
Huérfana de madre, vive en poder de su padrastro, menestral rudo y feroz, borracho casi siempre, que maltrata de palabra y obra á la niña, le da mal de comer y la obliga á trabajar de continuo. Hannele llega al extremo de la desesperación, y en horroroso delirio se arroja á un estanque, buscando la muerte.
Después de todo, ese sér trágico, de historia tan extraña y romancesca, dio su primer vagido entre las coronas marchitas de una comedianta, la cual le dio vida bajo el imperio del más ardiente amor. La pobre artista había quedado huérfana desde muy tierna edad. Amaba el teatro, era inteligente y bella, y de esa dulce gracia nació el pálido y melancólico visionario que dio al arte un mundo nuevo.
La muerte va con nosotros desde que nacemos. Yo siento sus pasos en esta casa vacía.... Esta casa que parece también estar muerta, toda silenciosa, toda fría, toda oscura, huérfana de la pobre alma.... ¡Yo no cerré sus ojos, ni besé sus manos de cera! ¿Por qué al menos no me esperasteis para dar tierra a su cuerpo? Se corrompía todo, señor. ¡Miseria de la carne! Los gusanos le corrían.
Ya sabía yo que Angelina me saldría al encuentro. Al llegar me la encontraba yo en la puerta, cariñosa, sonriente, como toda niña delante de aquél a quien ama, cuando sospecha que es amada. ¿Qué me trae usted? Lo más hermoso que pude hallar. La huérfana recibía las flores y corría a examinarlas.
Y además, aun cuando ella no hubiese tenido tan alto y merecido concepto de sí propia, aun cuando ella no hubiese sido la hija del conde de Sardonne, contra las asechanzas más o menos tácitas de que pudieran hacerla blanco, tenía nuestra interesante huérfana broquel más templado que el desprecio, escudo más noble todavía que el honor mismo, porque la señorita de Sardonne había ya hecho a alguien merced de su alma.
Señora, por Dios, no me eche usted así dijo Clara, poniéndose de rodillas y cruzando las manos. A estas horas ... sola ... yo no conozco á nadie ... ¿Qué va á ser de mí? ¿A dónde voy? Espere usted, por la Virgen Santísima, á que venga don Elías, que, siendo huérfana, me recogió.... El no me abandonará de este modo ... Estoy segura. Nada, nada. ¿Aun espera usted engañarle otra vez?
Luego, poco a poco, olvidó este motivo de discordia y dejó volar su fantasía recordando las manifestaciones del amor que el joven parecía sentir hacia ella. La señora de Blandieres era muy amiga de infancia de la señora Aubry. Huérfana y sin fortuna, se había casado muy joven con Héctor de Blandieres, coronel retirado de caballería.
Me echó un sermon sobre la eleccion de esposa... Le contesté que en Manila no había otra como ella, hermosa, bien educada, huérfana... Riquísima, elegante, graciosa, sin más defectos que una tía ridícula, añadió Basilio riendo. Isagani se rió á su vez. A propósito de la tía, ¿sabes que me ha encargado busque á su marido? ¿Doña Victorina? ¿Y tú se lo habrás prometido para que te conserve la novia?
Palabra del Dia
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