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Poco a poco las guineas, las coronas y las medias coronas se fueron amontonando, y Marner fue sacando cada vez menos para sus necesidades, tratando de resolver el problema de conservar bastantes fuerzas para trabajar diez y seis horas diarias, gastando lo menos posible. ¿No hay hombres que, encerrados en la soledad de una cárcel, han encontrado alguna distracción en marcar el curso del tiempo en las paredes, trazando líneas rectas de cierto largo, hasta que el aumento de esas líneas, formando triángulos, se volviera en ellas un objeto predominante? ¿No engañamos las horas de ocio o las impaciencias de la espera repitiendo algún movimiento o algún sonido insignificante hasta que esa repetición crea en nosotros una necesidad, que es el origen de un hábito?

Cuando el duque se despidió, María habló al oído a Stein y le dijo con la mayor precipitación: Nos iremos; nos iremos. ¡Y qué! ¿La suerte me llama y me brinda coronas, y yo me haría sorda? ¡No, no! Stein siguió tristemente al duque. Cuando entraron en el convento, la tía María preguntó a este, que trataba con mucha bondad a su enfermera, ¿qué tal le había parecido su querida María?

Y si alguna rara vez el público y la prensa tejen coronas, no son ciertamente para los que cultivan su arte con amor y respeto, sino para quienes le ofrecen manjares picantes y llamativos. El vulgo no agradece que se le deleite suavemente, que se le haga pensar y sentir.

Atravése Sierra Morena, y al ver sus bosques, sus coronas de peñascos, sus abismos, sentí ya dentro de otro ser, otra personalidad, otro sentimiento. La idea de Dios hirió otra vez mi espíritu, levanté al cielo los ojos, y reconocí en la naturaleza el orden, en el orden á Dios. Cayó de repente el velo que habia entre y el mundo; mas solo por un breve plazo, solo por momentos.

Conocido es el Conde de León enriquecido por su escollo, «piedra preciosa decía, más que cuantas causan la admiración del vulgo en las coronas de los reyes

La vanidad de los vivos y no el dolor de los deudos es quien ese día adorna las tumbas con flores, cintas y coronas emblemáticas. ¿Qué se diría de nosotros? dicen los cariñosos parientes . Es preciso que los demás vean que gastamos lujo . Y encontré vanidad hasta en la muerte, dice el más sabio de los libros. Las losas sepulcrales son objeto de escarnio y difamación en esa romería.

Animado por el éxito, no tardó en introducir la moda de las coronas en el círculo de su familia y de sus íntimos. Todos los que le rodeaban se la encasquetaron, o así lo pretendieron por lo menos. Pero este hombre extraordinario no pasó nunca de ser un porta-corbatas mediocre.

Se ciñen los montes coronas de hielo, De blancas espumas las olas del mar, De fresco rocío las plantas del suelo, De llamas rojizas la esfera solar. Mas hay una bella que dulce y modesta Ni flores, ni nubes, ni llamas buscó, Y en vez de la joya que adorno le presta, Con diáfano velo su frente ciñó.

La victoriosa expedición de Alfonso VI, coronada en 1085 con la toma de Toledo; los terribles ataques de Alfonso I, que ciñó en sus sienes las coronas de Aragón, León y Castilla, humillaron de tal manera á los mahometanos, que en adelante se vieron obligados á renunciar á todo plan de conquista.

Pero le ruego que no continúe tejiéndome coronas; me conozco, no me resolvería nunca a dejar un sitio donde la permanencia es tan agradable. Luego, mirando a las jóvenes con aire de admiración: Señoritas, ustedes tienen el secreto de hacerme feliz; sus palabras destilan la miel de la lisonja, y son ustedes también el placer de los ojos.