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El venerable Butrón seguía desde su agujero toda aquella pantomima, y murmuraba nervioso y exaltado: ¡Bien por Currita!... ¡Es lista esa mona Jenny, caramba!... ¡Con que María Villasis haga lo mismo, triunfamos! El señor Pulido, profeta siempre de desdichas, se permitió dudarlo; su olfato finísimo había adivinado un escollo en que el respetable Butrón no paraba mientes.

Mientras se marcha por el camino torcido, es inútil la brújula y el sextante; se va de escollo en escollo hasta dar el último batacazo. Allí no había nadie que me pudiera dar un buen consejo; me parecía que la vida del negrero era una gran cosa, y marchaba por el camino torcido a la ruina. El ser vasco en aquel buque constituía gran ventaja.

Con él no había miedo á que entrase por descuido la ola de través que barre la cubierta y apaga las máquinas, ó que el escollo invisible clavase su colmillo de piedra en el vientre del buque. Seguía junto al timonel el rumbo indicado, inmóvil y silencioso, como si durmiese de pie; pero en el momento oportuno dejaba caer la breve palabra de mando.

«El pescador, á quien ha sorprendido la noche en medio del mar del Norte, ve una isla, un escollo, como la espalda de una montaña, que se cierne, enorme, sobre las olas. Allí echa el ancla, y la isla comienza á andar y le arrastra. Error muy natural, que engañó al experto Dumont d'Urville.

D. Anselmo y doña Luz tenían, pues, una lenteja espiritual mancomunada, donde se entendían a maravilla, quedando el resto de la esfera de cada uno desconocida e inexplorada por el otro. Así es que jamás llegaban a saberse de memoria; escollo en que suelen dar los entendimientos afines, y que a la larga engendra fastidio y desvío.

El escollo que sale mas al mar, se parece al casco de un navio, y dista de tierra cinco leguas: en la misma latitud, á legua y media de la tierra, se ven otros cuatro ó cinco escollos que salen como una restinga de piedras, y todos velan sobre el agua. Toda la costa en esta altura es tierra árida y baja: solamente se dejan ver á trechos algunos mogotes que no se levantan mucho.

Entonces, Dios mío, ¿qué va a ser de nosotras? Las jóvenes que no tienen carácter, están expuestas a ser desgraciadas no casándose... Las que lo tienen, están amenazadas de sufrir casándose... ¡Qué dilema, señor cura! dijo el cura pensativo; es cierto que ahí está el escollo. El matrimonio sufre la suerte común a las cosas de la tierra; está atravesando una crisis...

Espesa niebla envolvía a veces la nave, y a causa de la niebla, así como durante la noche, era menester ir con lentitud y precaución, para no tropezar en un escollo o encallar en un bajío. A veces se encapotaba el cielo, deslumbraban los relámpagos y resonaba el trueno repercutido por los peñascos y multiplicado por los ecos.

El primer escollo ha sido para nosotros, no ya la forma de gobierno, que fue fatalmente determinada por la historia y las ideas predominantes de la revolución, sino la naturaleza del gobierno republicano, su aplicación práctica.

Y la realidad de las cosas respondía tirana que era un tormento durísimo vivir con aquella familia de enajenados, verdugos de la ajena y la propia felicidad. Parecía imposible aprender aquellos genios ni llevar una hora seguida la corriente de aquellas voluntades, porque a cada minuto se tropezaba en el escollo de una mudanza o en el abismo de un arrebato.