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Actualizado: 26 de julio de 2025


Porque deplorable es para un hombre que ama profundamente no verse amado por aquella a quien ama. Pero aun es mucho peor hacer escarnio de su afecto, induciéndole en el error de ser amado sin serlo; pues, en este caso la herida es doble, en el amor y en el amor propio. Y las heridas de amor propio son aún más difíciles de curar que las heridas de amor.

Sentía en el lagar de sus heridas una fuerte picazón, una rigidez que ponía tirante su carne. Valls adivinó una curiosidad suplicante en los ojos de su amigo. No hables, no te fatigues... ¿Que cuánto tiempo estoy en Ibiza? Cerca de dos semanas. Leí en los papeles de Palma lo tuyo, y al momento me planté aquí. Tu amigo el chueta siempre será el mismo... ¡Los malos ratos que nos has hecho pasar!

Toledo, impacientándose por la modestia del joven, explicaba sus heridas. Las tenía de todas las épocas. Unas eran de combatiente moderno, producidas por cascos de proyectil explosivo, por balas de fusil de repetición, y hasta aquella tos que cortaba de vez en cuando sus palabras la debía á los gases asfixiantes.

No lo hubiera permitido yo misma diez ó quince años hace; pero ¿no habéis servido al rey como el primero? ¿No habéis dado pruebas brillantes de valor en diez campañas? Díganlo las heridas de vuestro cuerpo y la fama de vuestro nombre. El mismo rey no espera de vos que combatáis hasta morir y el más bravo soldado depone un día las armas y regresa al hogar. No está en el hacerlo, creedme.

El cielo parecía de fuego, ¡Virgen santa!, y yo vi más tarde, por las heridas de tus manos, que te habías visto obligado a agarrarte a los picos de las rocas para que las olas no te arrastrasen. Y aun trémula al recuerdo del peligro pasado, le enlazó fuertemente con sus brazos como si quisiera substraerle a un peligro inminente. ¿Te acuerdas? di...

Preciso es, pues, que abrigue á lo menos la parte más delicada de su ser, el árbol por donde respira y que extrae la vida por medio de sus raicitas, sustentándolo y reparando sus fuerzas. La cabeza no tiene tanta importancia, muchos la pierden impunemente; mas, si las visceras no estuviesen protegidas de continuo por su escudo natural, si fuesen heridas, el molusco moriría.

Grande fue su alegría encontrándole vivo, pues había salido de Cádiz porque la impaciencia le devoraba, y quería saber su paradero a todo trance. «Eso que tienes no es nada dijo abrazando a su hijo : un simple rasguño. no estás acostumbrado a sentir heridas; eres una dama, Rafael. ¡Oh!, si cuando la guerra del Rosellón hubieras estado en edad de ir allá conmigo, habrías visto lo bueno.

Seréis de mis heridas dulce píctima, Sólo en oyendo vuestra dulce plática; Seréis, señora, mi mujer legítima, Que así en la orilla fresca y aromática De aquella fuente fué nuestro propósito, Y amor de nuestras almas el depósito. Pena traigo, señora; mas repórtola Con ver que llego a puerto salutífero. Mi esperanza se alarga, pero acórtola Con la grandeza de Narváez belífero.

Parecía que su alma adivinaba las heridas que habría de sufrir más tarde, y sólo en la fe, ingénita en su espíritu, fomentada luego por cuanto le rodeaba, era donde el pobre Lázaro podía hallar reposo a la misteriosa agitación de sus ideas.

16 Por tanto todos los que te consumen serán consumidos; y todos tus afligidores, todos irán en cautiverio; y los que te hollaron serán hollados, y a todos los que hicieron presa de ti daré en presa. 17 Porque [yo] haré venir sanidad para ti, y te sanaré de tus heridas, dijo el SE

Palabra del Dia

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