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Actualizado: 26 de junio de 2025
»Para poner las manos en una heridas como las suyas hay que tenerlas muy suaves y muy delicadas. Magdalena habría escrito esta carta con gracia incomparable, con sin igual ternura; pero, ¿en dónde se podría encontrar otra como ella? Yo sólo puedo hablarle con el instinto de mi corazón y con mi amistad antigua y sincera, con mi hondo afecto de hermana.
Quisiéramos recordarlas; mas brota aun sangre de tus heridas, desventurada Córdoba, y tememos acibarar con negros recuerdos tus inmensos males. ¡Paz, Córdoba, paz! perdona si hemos venido quizás á interrumpir tu sueño con tan lúgubre historia. Tenia ya tanto interes para nosotros lo pasado de esta ciudad de Córdoba, que sentíamos ir apurando los grandiosos hechos que lo constituían.
Ahora lo oportuno es hacer fuego, antes de que huyan. Apuntando con gran cuidado hicieron fuego simultáneamente. Dos aves, heridas de muerte, cayeron al suelo, mientras las otras, espantadas por la detonación, huían como un grupo de flores.
Retírese tu gente y confiada Mi alma en tu palabra, ilustre prenda, Sabrás mi historia, y muerte de dos vidas: Que no lloro prisión ni siento heridas. NARV. Soldados, vayan todos adelante. NU
Le escribí al juez informándole de mis costumbres. «Además le decía , ¿para qué quiere usted ver mis heridas? Si están curadas, no vale la pena de que usted las vea, y si no lo están, me será difícil abandonar la cama para ir a enseñárselas a usted. En realidad de verdad, debo comunicarle a usted que mis heridas son bastante leves, por lo cual espero que no me tratará usted con excesivo rigor.
Te mostraré solamente las torres de Marboré, rocas inmensas coronadas de almenas, ciudadela encantada donde nieves perpetuas, heridas por el sol, parecen antemuros de diamante. Te indicaré de lejos el portillo de Roland, esa muralla de granito que separa a Francia de España, y que Roland abrió con un golpe de su tajante espada... Ven, acércate.
Durante este tiempo, el maestro Durand había hecho conducir los heridos a bordo de la corbeta inglesa. Pero, ¿por qué no nos dejan a bordo del brick? preguntaban con insistencia al buen doctor. Hijos míos, yo no sé nada; tal vez porque aquí son mejores los aires, y en las heridas graves hay que cambiar de aires, ya se sabe.
Lubimoff no puede contener su extrañeza. «¿Aquí?...» Ve un túmulo de tierra sin adorno alguno, sin nada que lo diferencie de los otros, y que no le infunde ninguna emoción. Mira con inquietud á su acompañante. ¿No se habrá equivocado?... ¿No estarán ante la sepultura de un pobre militar muerto de sus heridas?
Se pelea con obstinacion todo aquel dia, por una y otra parte, hasta que con las sombras de la noche, volvieron los sitiadores á ocupar sus cuarteles, y Orellana no se descuidó en aprovechar esta ocasion favorable, para retirar el oficial y guarnicion del Castillo de Santiago, que se hallaban muy maltratados de los golpes y heridas recibidas en los ataques, y determinó tambien abandonarle por falta de sugetos, que con utilidad sirviesen los cañones, considerando seria mas ventajoso colocarlos en la plaza mayor á disposicion del Comandante de artilleria, para que los emplease segun conviniese á la necesidad y ocurrencias que se ofreciesen en adelante.
Tambien las circunstancias de heridas, de pérdidas de sangre, de emocion violenta, de dolores fuertes y vivamente sentidos, disponen favorablemente á la accion benéfica de la manzanilla. Una de las principales circunstancias de este género, es el parto y el estado de las recien paridas.
Palabra del Dia
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