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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Y, por agora, acabad de dar el sí desta diciplina, y creedme que os será de mucho provecho, así para el alma como para el cuerpo: para el alma, por la caridad con que la haréis; para el cuerpo, porque yo sé que sois de complexión sanguínea, y no os podrá hacer daño sacaros un poco de sangre.
Siempre que tuve noticia de un suicidio, lamenté que su autor no nos expusiera en público testamento, para ejemplo de sus semejantes, las causas de su funesta determinación de quitarse la vida... ¡Y he aquí que yo mismo me siento próximo a eliminarme del mundo! ¿Por qué no indicar entonces, a los muchos hombres que dejo detrás de mí, el escollo contra el cual chocara mi barca y puede chocar la de ellos? ¡Oidme pues, oh mis amigos, mis conciudadanos, mis prójimos, y creedme cuanto me oigáis, y meditadlo!
Ved que esas tres cosas engañan. Estoy seguro de que es una divinidad. Se me os perdéis, Juan, se me os perdéis, y lo siento. Idos de la corte, amigo mío, porque si apenas habéis entrado habéis caído, á poco más sois hombre enterrado. Creedme, Juan, veníos conmigo á una hostería y dejáos de tapadas, que no contentas con haberos matado os piden hombres muertos.
Creedme, el duque de Lerma no es tan terrible como parece; el duque de Lerma nada puede hacer por sí solo; no tiene de grande más que lo soberbio... Y lo ladrón... Su soberbia, que le impele á competir con el rey, le hace arrostrar gastos exorbitantes; en nada repara con tal de sostener su ostentación y el favor del rey, que es una parte, acaso la mayor, de su ostentación.
No os comprendo murmuró Mathys sorprendido . ¿Qué significa esa triste sonrisa? No me atrevo a hablar murmuró Catalina suspirando . Puede que traicionara un secreto que mi pobre amiga quiere mantener oculto; pero, creedme, señor intendente, vuestro despecho no es fundado.
Habia sido enviado antes por los españoles, y era tan viejo, que desvariaba, sin poder tomar sueño, con una enfermedad que habia contraido en el camino. A este decia el embustero, que los españoles venian: "creedme, añadia, que si esta noche no os escapais, acaso mañana estareis cautivos."
Creedme, señor corregidor; mi amigo y compañero el noble Oliver de Butrón es hombre peligroso cuando enristra la lanza y cuando se queja su estómago, y lo mejor que podéis hacer es procurarle cuanto antes esos mariscos que tanto anhela. Antes de una hora los tendrá en su plato, dijo el corregidor.
No lo hubiera permitido yo misma diez ó quince años hace; pero ¿no habéis servido al rey como el primero? ¿No habéis dado pruebas brillantes de valor en diez campañas? Díganlo las heridas de vuestro cuerpo y la fama de vuestro nombre. El mismo rey no espera de vos que combatáis hasta morir y el más bravo soldado depone un día las armas y regresa al hogar. No está en mí el hacerlo, creedme.
Vuestra extraña amabilidad, vuestro lenguaje halagüeño me hacían prever que queríais engañarme. Cuál puede ser vuestra intención secreta lo ignoro, pero creedme, jugáis una partida peligrosa. La loca partirá mañana, pero todo no ha concluído por eso. Ya sabéis que aunque Elena estuviera encerrada varios años, me bastaría decir una palabra para libertarla a ella y sumiros a vos en la pobreza.
No haré yo tal, dijo el barón de Morel, sin ver antes á quien así habla y decirle dos palabras. ¿Cuáles son su nombre y sus títulos? Imposible nombrarle, señor, sin su permiso. Pero ved que si entráis montará en ira y entonces.... Creedme, mi buen señor; ¡no sabéis de quién se trata! Discreto sois, avisado estáis; ¡seguid, por merced, vuestro camino!
Palabra del Dia
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