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Actualizado: 19 de octubre de 2025


Cantaban con su voz gangosa alabanzas en honor del grande, del poderoso, del invencible Chermidy, y agasajaban dulcemente a la montura con las barbas de sus plumas. Los pequeños le hacían cosquillas en las narices y los mayores le hurgaban en el interior de las orejas tan bien y tan largo tiempo, que el animal acabó por encabritarse. El caballero, torpe como un marino, cayó de espaldas.

Yendo al otro dia de pasco se encontró con un pordiosero, cubierto de lepra, los ojos casi ciegos, carcomida la punta de la nariz, la boca tuerta, ennegrecídos los dientes, y el habla gangosa, atormentado de una violenta tos, y que á cada esfuerzo escupia una muela. De qué modo encontró Candido á su maestro de filosofía, el doctor Panglós, y de lo que le aconteció.

Gritaba la Marquesa, reía a carcajadas Obdulia, sonaba la voz gangosa de una hija del Barón... y atrás quedaba el ruido del wals que comenzaba. «¿A dónde la llevaban?». A cenar. A cenar, hija mía le dijo al oído Quintanar . ¡Y por Dios, Anita, que no se te ocurra negarte... sería un desaire!...

La capitana Ramona es un verdadero personaje en la provincia de Batangas, tiene fama de ser sumamente afecta á los españoles y posee toda la melosidad y cariño de la raza del Oriente. Sabe tocar el arpa y canta con voz gangosa y pausada alguna que otra canción de moros y cristianos, de aquellas que la tradición ha venido conservando desde las gargantas de los que acompañaron á Legaspi.

Por último, se acercó una mujer, la joven la detuvo y respetuosamente la hizo su pregunta. ¿La calle del Humilladero? dijo la mujer, que era una vieja arrugada y con voz gangosa. , señora. ¿Le parece á usted que está bien detener á las personas honradas de este modo? contestó la vieja muy incomodada.

Hasta su rostro llega el aliento podre de aquella voz gangosa, y apenas puede dominar el impulso de apartarse. A la lívida claridad del amanecer, la figura gigantesca del mendigo leproso, se destaca en la oquedad de las canteras. El caballero siente una emoción cristiana. ¿Eres el pobre de San Lázaro? , señor. ¿Y tus hijos? Los cinco están recogidos en el Hospital. ¿Tienen tu mismo mal?

Luego cesó de oír. Hablaba el confesor, y su voz, ahogada por la rejilla, gangosa y obscura por la costumbre del recato, llegaba hasta Pepita como el balbucear de un pequeñuelo: «

Comenzó a dar vueltas al manubrio del organillo y la gangosa melodía sonó otra vez. Maltrana dijo adiós a su tío; pero éste, antes de que se alejasen, tuvo un arranque de generosidad. Tomad lo que queráis. Ya que sois recién casados, os debo un regalo.

Era una voz algo gangosa, si bien se conocía que salía así, más que por ser natural, por la voluntad de parecerse e imitar las voces de las mujeres del pueblo. Dicen que me andas quitando la honra, y no por qué. ¡Bueno! gritó Suárez aprovechando la pausa. ¿Para qué enturbias el agua que has de venir a beber? ¡Bravo! grité yo. ¡Olé! dijeron los demás.

Aguardó pacientemente, como todos los hombres seguros del éxito, a que hubiese una pausa, y cuando llegó, profirió con su voz gangosa, penetrante, encarándose con el ama de la casa: ¿A que no sabe usted a quién acabo de ver entrar en casa de su hermano, en compañía del excusador? A Obdulia le dio un salto tan recio el corazón, que pensó caer al suelo.

Palabra del Dia

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