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Mientras los demás referían aventuras vulgares, sin gloria, él atento a sus pensamientos, con un codo apoyado en la mesa y la barba apoyada en la mano, fumaba un buen cigarro besando el tabaco con cariño y voluptuosa calma; los ojos animados, húmedos, llenos de reflejos de la luz y de reflejos eléctricos del vino, se fijaban en el techo.

La esposa del hombre ilustre renovaba el mobiliario y el vestuario de la familia; los dos cónyuges adquirían una casita de campo para que los niños se criasen mejor; todos en el hogar prorrumpían en elogios a la Argentina, y los amigos y hasta las más lejanas relaciones fijaban su atención en este país maravilloso, donde no hay más que agacharse para encontrar plata.

Mis ojos se fijaban, inconscientes, ora en las joyas de las mujeres, ora en los brillantes metales de los arreos. Y de repente la idea de mi grandeza me llenó de satisfacción. ¡Todos aquellos carruajes podrían ser míos! Ninguna de las mujeres que veía, dejaría de ofrecerme su seno desnudo, a la menor indicación de un caprichoso deseo.

Finalmente, los vecinos de la población, á pesar de que no experimentaban ya interés alguno en este asunto, se dirigieron también á aquel sitio y atormentaron á Ester, tal vez mucho más que todo el resto de los circunstantes, con la fría é indiferente mirada que fijaban en la insignia de su vergüenza.

Mas sus ojos se fijaban con extrañeza en esta partida inventariada en la larga lista: «Un paquete de veinticinco cartas, atado con una cinta de color de rosa». El respetable Butrón tomó de nuevo la palabra.

Le he estado observando desde allí, temblaba, temblaba estremecido de deseo... sus ojos devoraban tus ojos, se fijaban en tu cuello, en tu seno... sufría... está loco por ti... no te ama... tiene hambre de ti y nada más. ¡Eso es mentira! ¡Pobre loca! porque ella le ama, porque le ama con toda su alma, cree que él... ¡él! lo más puro que él siente por ti, es lástima... y eso es humillante...

Su espíritu, y especialmente su memoria, tenían una actividad casi sobrenatural, y la llevaban á la contemplación de algo muy distinto de lo que la rodeaba en aquellos momentos, lejos de esa pequeña ciudad, en otro país donde veía otros rostros muy diferentes de los que allí fijaban en ella sus implacables miradas.

Después hizo memoria de que en la misma mañana los diarios más importantes habían publicado su retrato, y procuró ocultar el rostro cada vez que un hombre se echaba atrás el velo para mirarle con vaga curiosidad. Se fué tranquilizando al notar que las damas sólo se fijaban en el fondo del patio, ocupado únicamente por las mujeres.

Sus ojos se abrieron y su voz articuló algunos sonidos, pero éstos no fueron más que suspiros y sollozos, y aquéllos giraban desordenadamente, o se fijaban ni más ni menos que como pudieran estar los ojos de una estatua. El Sultán, traspasado de dolor, condujo al palacio a su desventurada esposa, llevando detrás de y a respetuosa distancia a toda la comitiva.

El objeto de esta asociación es sostener una cátedra permanente de las buenas ideas, dirigir los sufragios; pero nunca patrocinar el libertinaje, ni el escándalo, ni la anarquía. No gritó otro orador, en quien se fijaban las miradas de todos, y que se levantó lleno de ira á protestar contra las palabras anteriores. No: aquí no hay traidores.