Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de junio de 2025
Recordaba el peligro en que se había visto de perecer destrozada bajo los cuernos de un toro. Luego, su almuerzo con un bandolero, al que había escuchado estupefacta de admiración, acabando por darle una flor. ¡Qué tonterías! ¡Y qué lejos lo veía ahora todo!
Doña Josefa trajo del desván un saquito de noche. Esto es muy pequeño, señora. Aquí no cabe nada. ¿Cómo pequeño?... preguntó el ama, estupefacta. Aquí cabe ropa para una porción de días. ¿Cuánto tiempo ha de estar por allá el señor excusador? Poco, poco se apresuró a decir con manifiesta turbación, poniéndose colorada.
Y yo te perdono... ¿No acabas de oír lo que he dicho a mi hija?... No ignoro cuánto has sufrido en estos últimos tiempos... y hay además en la vida circunstancias en que la indulgencia se impone... Levántate... Siéntate a mi lado. Desconcertada, estupefacta, se sentó en el banco al lado del marido. Beatriz le dijo , te doy mi perdón... ¿Qué más deseas? Habla. ¡Deseo... que vivas, Dios mío!
¡No creo una palabra! exclamó Juana. Y yo estoy segura... Ensayad y veréis. Las dos echáronse a reír. No, seriamente replicó la condesa , pensad un poco en ello... Buscad entre vuestras amigas, entre vuestras conocidas... ¡Ah! me haríais un gran servicio. Pero os diré primeramente que vuestro hijo me da mucho miedo. ¡Oh! exclamó la condesa estupefacta.
Besó a Lita en los cabellos, escuchó estupefacta su petición, y le observó: ¡Pero si tú no sabes tejer, mi tesoro! Mimosa y llorosa, contestó la niña: No importa, mamá. Tú me enseñarás.
La chula les clavó una mirada inquisitorial, agresiva, sin hacer la más leve inclinación de cabeza. ¿Pero se ha casado ese hombre? preguntó Presentación. No lo sé contestó Miguel riendo. Dicen que sí. Al fin ha encontrado lo que tanto apetecía: una mujer enérgica. Creo que le da cada pie de paliza que lo deja verde. ¡Qué horror! exclamó la joven estupefacta. ¡Parece mentira! ¿Mentira?
Ambos sonreían haciendo muecas y contorsiones como monos amaestrados. Barragán se había puesto muy pálido y les miraba con ojos de extravío sin responder a sus repetidas salutaciones. Doña Mónica estupefacta les miraba a unos y a otros olfateando un misterio y no se decidía a salir de la habitación.
¡Jordán! ¡Jordán! clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra. Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dió un alarido de horror. ¡Soy yo, Alicia, soy yo! Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.
Tan estupefacta y colérica estaba por la desobediencia del mancebo, que apenas pudo balbucir una protesta: «Pe... pero...». «Tía dijo Maximiliano con voz alterada y temblorosa , no pue... no puedo obedecer a usted... Soy mayor de edad. He cumplido veinticinco años... Yo la respeto a usted; respéteme usted a mí».
Otros dos disparos partieron de la casa del guardabosque, llevándose un jirón de los andrajos del loco, que prosiguió su carrera, repitiendo los hurras con ronca voz y subiendo por el sendero que habían seguido sus camaradas. Toda aquella visión desapareció como un sueño. Entonces Luisa se volvió. Catalina estaba de pie a su lado, no menos estupefacta y no menos atenta que ella.
Palabra del Dia
Otros Mirando