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Actualizado: 22 de junio de 2025
El marqués salió de su estupefacción, iniciando el esperado movimiento afirmativo; pero Robledo le contuvo con un ademán para que esperase, y añadió enérgicamente: Ya sabes mis condiciones. Allá hay que ir como á la guerra: con pocos bagajes; y una mujer es el más pesado de los estorbos en expediciones de este género... Tu esposa no va á morir de pena porque tú la dejes en Europa.
Pero los robos autorizados por los jefes, los saqueos en masa por orden superior, seguidos del incendio, le parecían tan inauditos, que permanecía silencioso, como si la estupefacción paralizase su pensamiento. ¡Y un pueblo con leyes podía hacer la guerra de este modo, lo mismo que una tribu de indios que parte al combate para robar!... Su adoración al derecho de propiedad se revolvía furiosa contra estos sacrilegios.
Gallardo marchaba avergonzado a la cola, sin salir de su estupefacción, adivinando confusamente que había dicho una tontería. Galoparon por las afueras de Sevilla, a lo largo del río; dejaron atrás la Torre del Oro; siguieron avenidas de umbrosos jardines con amarilla arena, y luego una carretera a cuyos lados alzábanse ventorrillos y merenderos.
Dunsey lo llevó a una cacería para venderlo, y después de haber cerrado el trato con Bryce por ciento veinte libras esterlinas, siguió la traílla y dio algunos saltos insensatos, uno de los cuales despachó al caballo. Sin esa circunstancia, os hubiera entregado cien libras esterlinas esta mañana. El squire había dejado el cuchillo y el tenedor y miraba a su hijo fijamente y con estupefacción.
Me temo que algo malo puede ocurrir á Celinda, y debemos ir allá cuanto antes. ¡Con tal que no lleguemos tarde!... Estas palabras y otras del ingeniero esparcieron la alarma después de los primeros momentos de estupefacción. Don Roque fué corriendo á su casa para armarse y montar á caballo.
Entonces Gallardo la tocaba el hocico con un pie, o quitándose la montera la depositaba entre sus cuernos. Otras veces abusaba de la estupefacción del animal, presentándole el vientre con audaz reto, o se arrodillaba a corta distancia, faltándole poco para acostarse bajo sus hocicos.
Estaba como asombrada de estar allí; en su mirada boba leíase más estupefacción que dolor, y únicamente al fijarse en la criatura agarrada a su enorme pecho derramaba algunas lágrimas. ¡Señor! ¡Qué vergüenza para la familia! Ya sabía ella que aquel hombre terminaría así. ¡Ojalá no hubiese nacido la niña! El cura de la cárcel intentaba consolarla.
Porque he adivinado sus intenciones, porque sé lo que se propone con su perpetua dilación... ¡Esto le permite prolongar su estancia aquí y multiplicar sus visitas a Rosalinda! Delaberge le miró con honda estupefacción y de nuevo se sintió dolorido por la enemiga que brillaba en sus ojos. Me extraña dijo con acento de reproche que mezcle usted a la señora Liénard en nuestra discusión.
Lo que en nosotros era admiración, en los indios era un terror visiblemente marcado en sus bronceados semblantes y en la estupefacción de sus miradas. Las escalas se encontraban fuera del bote, pero ninguno de los indios se atrevía á fijarlas en la roca. Vamos, muchachos dijimos por último, colocar las escalas y no tengáis miedo alguno.
Todo sea por Dios» dijo Encarnación, y más iba a decir; pero en aquel momento oyéronse cornetas y clarines, luego la Marcha Real y el murmullo expectante unido a las frases sueltas «Ya vienen, ya vienen». Gran estupefacción de Riquín, que nunca había visto cosa más bonita; éxtasis de la Sanguijuelera, que no cerraba el pico un momento al paso de la comitiva o procesión real, poniendo un comentario a cada parte de ella.
Palabra del Dia
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