Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 27 de octubre de 2025


Elogiolo su amiga con entusiasmo; después lo hizo pasar de mano en mano, recibiendo de todos las mismas alabanzas. Cuando volvió de nuevo al estuche, doña Fredes dijo: Este pañuelo fue bordado por mi hermana Práxedes, que Dios haya. Cuando lo estrenó en un baile del Círculo de Cosecheros, llamó tanto la atención, que se supo en Palacio al día siguiente.

Temo algún percance inmediato.... Voy a ver.... La señora se ha quedado tan abatida.... Entró Primitivo, y sin mostrar alteración ni susto dijo «que subiese don Máximo, que al capellán le había dado algo; que estaba como difunto». Vamos allá, hombre, vamos allá. Esto no estaba en el programa murmuró Juncal. ¡Qué trazas de mujercita tiene ese cura! ¡Qué poquito estuche!

¿Te vas ya? la dije. , señor; no quiero pasar mucho tiempo fuera de casa. Pero ¿volverás? Acaso no. ¿Y por qué? ¡Oh! ¡me ha hecho usted sufrir! adiós. Espera. No quiero obligarte a que vuelvas; pero por si no nos volvemos a ver, acepta esta memoria mía. Y tomé de sobre la repisa de la chimenea el estuche que contenía la cruz que había comprado para ella el día anterior, y se lo di.

En el fondo de la gaveta de la derecha encontró el comisario un estuche en forma de libro forrado en terciopelo negro, y cerrado con una minúscula llave: ya iba a abrirlo, cuando el Príncipe dio un paso hacia él, diciendo: Ese es un libro de memorias... el diario de su vida...

Sofía, echa a andar, si te molesta ver una operación quirúrgica. Mientras Sofía daba algunos pasos para poner su precioso sistema nervioso a cubierto de toda alteración, Teodoro Golfín sacó su estuche, del estuche unas pinzas, y en un santiamén extrajo la espina. ¡Bien por la mujer valiente! dijo, observando la serenidad de la Nela . Ahora vendemos el pie. Con su pañuelo vendó el pie herido.

Deja que tenga reunida una buena cantidad, y verás, verás, cómo me planto en la villa y allí o tomo el tren para irme a Madrid, o un vapor que me lleve a las islas de allá lejos, o me meto a servir con tal que me dejen estudiar. ¡Madre de Dios divino! ¡Qué calladas tenías esas picardías! dijo la Nela abriendo más las conchas de su estuche y echando fuera toda la cabeza.

Sentóse á su vera; reposó allí el calor un poco. Cuando le pareció conveniente se alzó, y después de sacar del bolsillo su enorme reloj de plata con estuche de concha, comenzó á descender con el mismo sosiego la vuelta de su casa. Era ya muy cerca del mediodía. El sol brillaba en lo alto enfilando el pico de la Peña-Mea.

Temblaba por ella, y a su lado se hubiera puesto para ampararla de día y de noche contra los peligros en que veía el tesoro de candor que se encerraba en aquel estuche primoroso; pero no alcanzaban sus derechos a donde llegaban sus impulsos.

Hoy no ha venido usted por el tributo. Le ofreció su estuche inagotable lleno de cigarros habanos. Eran las tres. El doctor había dormido su corta siesta habitual, y encontrándose solo, deseaba charlar con Isidro.

Poco después hizo entrar en la trastienda á don Juan, guardó cuidadosamente el estuche con la sortija en un armario, y del mismo armario sacó un talego, le puso sobre una mesa, contó, y un montón de oro, representando los tres mil doblones, apareció sobre la mesa.

Palabra del Dia

sueldos

Otros Mirando