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Actualizado: 27 de octubre de 2025
Hoy para hacer una alcantarilla se necesita por lo menos un ingeniero, un teodolito, media docena de banderolas, unos cuantos metros de papel tela, un plano, un proyecto, un expediente y un estuche de matemáticas.
Era de ver llegada la noche cómo nos acostamos en dos camas, tan juntos que parecíamos herramienta en estuche. Pasóse la cena de en claro en claro. No se desnudaron los más, que con acostarse como andaban de día, cumplieron con el precepto de dormir en cueros. Libro Tercero: Capítulo II: En que prosigue la materia comenzada y cuenta algunos raros sucesos.
Sacó el joven el estuche, y del estuche la sortija. Entonces pasó por la vieja una cosa extraña. Se estremeció, tembló, y su pequeño ojo bizco y colorado, se puso á bailar mirando la sortija. Rica es, en efecto; pero me parece que pedís mucho: en fin, lo que yo puedo hacer es enviaros... mejor... mi marido os acompañará. Melchor, lleva á ese caballero á casa del señor Gabriel Cornejo.
Cristeta recibió el presente por la tarde, antes de ir al teatro, y abrió la caja con alegría infantil mezclada de sorpresa, como Margarita debió de abrir el estuche de las joyas. En uno de los casilleros destinados al hilo había una tarjeta de don Juan, y bajo su nombre estas palabras escritas con lápiz: «B. L. P. a su amiga la señorita de Moreruela y le envía ese humilde recuerdo».
Le invadía una inmensa ternura; sólo ambicionaba pasar horas y horas en contacto con aquel cuerpo, estrechándolo fuertemente, cual si quisiera abrirse y encerrar dentro de él a la mujer adorada, como el estuche guarda la joya.
Una nuera protestante es susceptible de ser convertida por la influencia de piadosas exhortaciones, ¿y devolver al regazo de Nuestra Señora Madre la Iglesia una oveja descarriada, no es hacer una obra piadosa? Continuando la lectura de su correo, Huberto descubrió una pequeña caja, cuidadosamente envuelta. La abrió: era el estuche, sobre cuyo terciopelo blanco descansaba el anillo de rubí.
¡De modo que si esa dama con quien entretienen al príncipe don Felipe tiene tales conocimientos secretos, debe ser una bribona! No sé, no sé, excelentísimo señor; porque también hay damas y muy damas que se pierden por estos tunos. Tomad dijo el duque abriendo un cajón y sacando de él un estuche. ¿Y qué es esto, señor? Una gargantilla. ¡Ah! ¿Debo visitar á esa dama? Sí. ¿Y qué la he de decir?
Muchos eran los días que esta joya descansaba en su estuche. No se debe quitar el anillo de novios declaró sentenciosamente Diana. ¿Qué quieres? He estado tan atormentada, he pasado por tales angustias, que no es extraño que se me haya olvidado de ponerme hoy esa alhaja. Eso no es una alhaja, es tu anillo insistió Diana.
Al abrirse con el desperezo de la risa, sus dientes, un tanto agudos, parecían surgir de este estuche rojo, como salen las uñas de la zarpa de un felino. Ocupó una mesa ella sola, e inmediatamente la rodearon sus acompañantes. Hablaba en alemán, inglés, francés y español con todos ellos, llevándose a los labios un cigarrillo sin encender.
Currita bajó las escaleras apoyada en el brazo de Butrón, encontrando al pie de su berlina, preciosa monería, verdadero juguete forrado de raso azul con botones de terciopelo, que parecía el delicado estuche destinado a guardar una joya.
Palabra del Dia
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