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Actualizado: 28 de julio de 2025
Una mirada severa del toro bastó para hacerle brincar la barrera sin poner el pie en el estribo. La corrida fue rica en incidentes. Caídas, choques, atropellos, saltos mayores que el de Alvarado, de todo hubo, hasta cogidas, lo cual, en verdad que parecía imposible.
El contratista se acercaba lentamente a Potaje, y con la tranquilidad de un hombre experto en estas transacciones, le hablaba al oído. El picador, fingiendo enfado, acabó por acercarse al jaco. ¡Por él que no quedase! No quería que le tuviesen por hombre intratable, capaz de perjudicar a un camarada. Poniendo un pie en el estribo, dejó caer sobre el pobre jaco la pesadumbre de su cuerpo.
Y así fue. Desde las once de la noche una larga fila de coches iba poco a poco dejando en el vestíbulo del palacio centenares de convidados; las damas, envueltas en riquísimos abrigos, bajaban de sus berlinas y sus clárens, dejando ver pies coquetamente calzados que se apoyaban un momento en el estribo, mientras con la mano, enguantada hasta el codo, recogían la larga cola ornada de valiosos encajes; los lacayos recibían órdenes de volver a la madrugada; los mirones y curiosos, estacionados en la acera opuesta, contemplaban aquellas grandezas haciendo comentarios, sugeridos por la hermosura de las mujeres o la envidia de las riquezas; los salones se iban llenando, y el calor que la aglomeración y las luces engendraban iba animando y coloreando los rostros.
Los zainos batieron con sus cascos como el redoble de una diana al romper la marcha, que se hizo en seguida uniforme y firme, cual si la regulase el repiquetear del cascabel colgante en la punta niquelada de la lanza; pero a poco andar la victoria se detuvo por orden de Melchor, que con un pie en el estribo y medio cuerpo afuera llamó a un vendedor de diarios que descendía de un tranvía: Dame Nación y Prensa...
La conduje hasta su coche y llegados a él, el estribo bajo y Magdalena envuelta en su abrigo de pieles, le dije: ¿Me permite usted acompañarla? No había contestación que darme sobre todo a presencia del señor D'Orsel y de Julia. La pregunta era, por otra parte, de las más sencillas. Subí casi antes que ella me lo permitiera.
"Por Dios que murió en esta Soberano, Me dice, ya me val, pues te obligaba El ser tu mi Señor Arcediano." Diciendo estas razones se me llega, Y al caballo y estribo se me pega. Aqueste en la Asumpcion habia servido A Bartolomé Barco de Amarilla; Despues con otros indios se ha huido Al Obera siguiendo y su cuadrilla; Y viendose en peligro, ya vencido, A mi lado se pega y á la silla.
Don Quijote, que no tenía en costumbre apearse sin que le tuviesen el estribo, pensando que ya Sancho había llegado a tenérsele, descargó de golpe el cuerpo, y llevóse tras sí la silla de Rocinante, que debía de estar mal cinchado, y la silla y él vinieron al suelo, no sin vergüenza suya y de muchas maldiciones que entre dientes echó al desdichado de Sancho, que aún todavía tenía el pie en la corma.
Por ella terminaba allí mismo la amistad. Es fácil que volvamos á vernos dijo lacónicamente . Sólo las montañas no se encuentran. La joven había sido más explícita, nombrando el hotel de la ribera de Santa Lucía en que estaba alojada. De pie en el estribo del vagón, las vió alejarse, tal como las había visto aparecer en una calle de Pompeya.
Después, levantándose, le propuso que «hiciesen el remolino». Borrén no quería, ni a tres tirones; pero la Comadreja le asió de las manos, estribó en las puntas de los pies, muy juntas y arrimadas a las de su pareja, y echando el cuerpo atrás y dejando caer la cabeza hacia la espalda, empezó a girar, con gran lentitud al principio; poco a poco fue acelerando el volteo, hasta imprimirle vertiginosa rapidez.
¡Mardita sea!... Pero ¿por qué sirban? ¿Han estao acaso en la corría?... ¿Les ha costao el dinero?... Una piedra dio contra una rueda del coche. La pillería vociferaba junto al estribo; pero llegaron dos guardias a caballo y deshicieron la manifestación, escoltando después por todo lo alto de la calle de Alcalá al famoso Juan Gallardo... «el primer hombre del mundo».
Palabra del Dia
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