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Actualizado: 14 de julio de 2025


De manera que la señorita desconocida empieza a ser mencionada constantemente en las crónicas, entre lo más dorado de nuestra sociedad. Tiene también el «tramitador» algún pariente que ocupa alta posición en la política o en el gobierno. Y un día le presenta a su amigo, el rico estanciero.

Por eso vengo á despedirme dijo Desnoyers con altivez . que es una pasión absurda, y quiero marcharme. ¡El señor se va! siguió gritando el estanciero . ¡El señor cree que aquí puede hacer lo que quiera! No, señor; aquí no manda nadie mas que el viejo Madariaga, y yo ordeno que te quedes... ¡Ay, las mujeres! Únicamente sirven para enemistar á los hombres. ¡Y que no podamos vivir sin ellas!...

Con frecuencia, se presentaban á Desnoyers algunos de los peones mestizos á los que suponía la malicia pública en íntimo parentesco con el estanciero. «Patroncito: dice el patrón viejo que me cinco pesosEl patroncito respondía negativamente, y poco después se presentaba Madariaga, iracundo de gesto, pero midiendo las palabras, en consideración á que su yerno era tan serio como él.

Allá en su fuero interno, durante largas noches de insomnio y hasta de vergonzantes lágrimas, ¡cuánto había meditado Laura sobre Coca... y don Mariano! El hecho era que don Mariano no se había fijado en ella, sino en su hermanita, y que ésta creía ahora corresponderle... Al principio, pareciole absurdo a Laura el casamiento de Coca y el estanciero.

Yo he presenciado una escena campestre digna de los tiempos primitivos del mundo, anteriores a la institución del sacerdocio. Hallábame en la Sierra de San Luis, en casa de un estanciero cuyas dos ocupaciones favoritas eran rezar y jugar.

Manos Duras no intentó contestar mirándole con una insolencia silenciosa y amenazadora, como hacía con los demás. Sus ojos atrevidos evitaron cruzarse con los del estanciero, y respondió en voz baja, como excusándose. No ignoraba que carecía de derecho para pasar por allí sin permiso del dueño del campo; pero de este modo acortaba camino, evitándose un largo rodeo para llegar á la Presa.

Como el estanciero le seguía apuntando con el revólver y la expresión de su rostro no permitía duda sobre la posibilidad del cumplimiento de sus amenazas, el gaucho no osó echar mano á sus armas. Estaba seguro de recibir un balazo apenas intentase un movimiento agresivo. Después de mirarle con ojos rencorosos, se limitó á decir: Volveremos á encontrarnos, patrón, y hablaremos más despacito.

¡Ven aquí, profeta falso! decía á su nieto . eres un gabacho. Julio protestaba como si le insultasen. Su madre le había enseñado que era argentino, y su padre le recomendaba que añadiese español, para dar gusto al abuelo. Bueno; pues si no eres gabacho continuaba el estanciero , grita: «¡Abajo Napoleón

Y el padre terminó por hacerse la misma pregunta, extrañando que no se le hubiera ocurrido antes lo de la ida á Europa ¡Treinta y cuatro años sin salir de aquel país que no era el suyo!... Ya era hora de marcharse. Vivía demasiado cerca de los negocios. En vano quería guardar su indiferencia de estanciero retirado. Todos ganaban dinero en torno de él.

Llevaré conmigo a un camarada, el capitán Pérez, con quien me liga estrecha amistad. Pérez se muere por la caza y sabemos que por allá hay perdices. Prepárenle una habitación. Es un buen muchacho, de constante buen humor. Contamos con que el amigo estanciero de quien ustedes tanto me hablan en sus cartas, el señor Vázquez, nos permita cazar en su campo... Pasado mañana a la noche tomamos el tren.

Palabra del Dia

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