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Un estrecho pasadizo abierto en un relieve de la roca da entrada del bosque de hayas que cubre el terreno al interior de la ermita, por una cavidad que tiene los honores de puerta. Allí vive un pobre viejo, cuyo dialecto aleman incomprensible equivale á la mudez; pero sus gestos son expresivos.

Al instante mandó Reding un oficio al General francés dándole cuenta de lo ocurrido, y los enemigos se detuvieron más allá de una ermita que llaman de San Cristóbal, situada a mano izquierda del camino real, yendo de Bailén a Guarromán.

Con motivo de este gran terremoto creció la devocion al arcángel custodio de Córdoba S. Rafael, determinando el cabildo que se hiciese todos los años procesion á la ermita de su advocacion el dia 7 de mayo, en que se celebra la aparicion del santo patrono.

Hizo una pausa para mondar el pecho, y luego que hubo escupido reciamente, prosiguió: En los lugares públicos hacen acatamiento a la Santo Cruz, claro está; pero, cuando se hallan sin testigo ante alguna ermita o humilladero, le hacen sufrir toda clase de escarnios. Yo mismo he sorprendido en las cercanías de Talavera algo horrible.

El cuarto cuerpo tiene cuatro ventanas que dan luz a una espaciosa cámara, con vigas borneadas en el techo, colgada de ristras de pimientos y de horcas de cebollas y ajos, llena de simples mantenimientos para la comida cotidiana. Enfrente de la casa, formando plazoleta, hay una cochera y una ermita. La ermita es pequeña; es de orden clásico.

Cerca de ésta tiene su pequeña cabaña, rodeada de rocas que él ha cubierto con musgo y flores: allí vive como un ermita o como un salvaje, trabajando durante el día, leyendo algunos libros en algunos ratos, de noche, y siempre combatido por una tristeza tenaz.

Andando el tiempo, la ermita se arruinó, y en tal estado se hallaba hacia mediados del siglo presente.

Al Jabonero le debía el Cura la única victoria que consiguió en Usurbil cuando defendieron una ermita contra los liberales; pero tenía celos de él y además creía que le hacía traición, y lo mandó fusilar. Si esto sigue así no vamos a quedar nadie. Afortunadamente ya ha comenzado la Deshecha como dicen los aldeanos contestó el extranjero .¿Y usted a qué ha venido aquí?

Buscó un hombre que en un tiempo había formado parte de su partida y que después entró, arrepentido, en nuestro Monasterio, un tal fray Horacio, y le entregó la ermita para que la cuidara, pero sin decirle nada sobre el túnel secreto y sus cavernas subterráneas.

La señora escuchaba al buen hombre sonriendo ligeramente; su doncella aguzaba el oído con el miedo de perder alguna palabra de un idioma comprendido a medias, y sus ojazos de campesina crédula, iban de la imagen al narrador, expresando admiración por tan portentoso milagro. Rafael las había seguido dentro de la ermita, y se aproximaba a la desconocida que afectaba no verle.