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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Pero una mujer hermosa, matizada, abrillantada por brocados y pedrerías, y saturada de blandos y exquisitos perfumes, embriaga. Por eso estaba embriagado don Juan Montiño. Y como cuando estamos dominados por la embriaguez no somos dueños de nuestra razón y lo olvidamos todo, el joven, dentro de aquella litera y en aquella situación, se había olvidado completamente de doña Clara Soldevilla.
Se aturdía cerca de Remedios para caer en una estúpida tristeza apenas se veía sólo. Era una embriaguez de espuma que se evaporaba en la soledad. Remedios le parecía uno de esos frutos sin sazonar, sanos, con la película de la virginidad, limpios de picaduras y manchas, pero sin el sabor que deleita ni el perfume que embriaga.
Este reposo y bienestar explican la constancia y el júbilo con que los hombres se ofrecen al sacrificio». «Es muy grande mi felicidad: sin ilusión alguna de mis sentidos ni pensamiento excesivo en mí propio, ni alegría egoísta y pueril, puedo decir que llegué al fin, a mi plena naturaleza; y que el honor que en mis paisanos vea, en la naturaleza que nuestro valor nos da derecho, me embriaga la dicha con dulce embriaguez.
En doña Clara tenéis el alma, tenéis esa dulce y casta compañera, el ángel del hogar; no llevéis á vuestra casa la tristeza; en mí tenéis la mujer que enloquece, la mujer que embriaga; no traigáis á mis brazos el remordimiento; resignémonos á nuestra suerte. No sufráis por mí, porque cuando yo conozca que no sufrís, que sois completamente feliz, yo seré menos desgraciada.
La música y la propia animación los embriaga; el negro del tambor se agita como bajo un paroxismo más intenso aún y las mujeres, enloquecidas, pierden todo pudor.
Lee los libros que te en las manos sin cuidarte de profundizar en sus páginas más de lo que ellas te descubran; que el libro, como el vino, fortalece si no se abusa de él, embriaga si se prodiga. La ciencia es a la paz del alma lo que el agua a la semilla; con poca se fecunda y con sobrada se anega.
Si á la vez, la mansa brisa Que á los jazmines halaga Y entre su copa se embriaga, Viene mi rostro á besar, Creo que alguna sílfide Que cruza por el ambiente Toca mi pálida frente Con sus alas al pasar. Y si una mujer hermosa De blanca tela vestida, Ante mi vista abstraida Pasa como aparicion, En éxtasis arrobado Bajo influjo de un hechizo, Creo que del paraiso La puerta abre una vision.
Parpadea la luz trémula. Y de súbito se apaga, entre espasmos convulsivos de un cuerpo que lento muere. Sigue el viento en mi aposento que de negruras se embriaga, mascullando monofónico un extraño Miserere. Bisayo. Fundador y codirector, ahora, con Francisco Varona, del diario "El Debate". Destaca como soberano prosista y escritor político. Ha escrito algo para el teatro.
El tambor redobla alegremente; la gaita grita; la novilla ofrecida á la Virgen brinca y juguetea haciendo sonar la esquila que lleva al cuello. Delante de todos disparando cohetes marcha el valeroso Celso. El humo de la pólvora le embriaga; los cantos le alegran; un vértigo delicioso se apodera de su magullada cabeza y por un momento se borran de su mente las dulces memorias de la Bética.
En las horas de sol, la luz las embriaga con una borrachera ruidosa y agitan locamente sus címbalos, como los devotos del cortejo de Dionisios. Cuando todo el pueblo de los insectos desfallece de sed, ellas son las únicas que viven en una abundancia regalada. Adivino desde aquí lo que ocurre sobre nuestras cabezas, á pocos pasos de nosotros, entre esas ramas de las que salen zumbidos y aleteos.
Palabra del Dia
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