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Actualizado: 10 de junio de 2025


En las horas de sol, la luz las embriaga con una borrachera ruidosa y agitan locamente sus címbalos, como los devotos del cortejo de Dionisios. Cuando todo el pueblo de los insectos desfallece de sed, ellas son las únicas que viven en una abundancia regalada. Adivino desde aquí lo que ocurre sobre nuestras cabezas, á pocos pasos de nosotros, entre esas ramas de las que salen zumbidos y aleteos.

Suenan las trompetas; con las notas agudas de los clarinetes, los címbalos mezclan sus gruñidos sordos. La corporación, en cortejo solemne, se extiende a lo largo de la calle; a la cabeza, dos heraldos a caballo; Franz Maas y Juan Felshammer, los dos hulanos de la guardia. ¡No se habrían dejado arrebatar ese honor aunque la corporación hubiera tenido que disolverse!

Sartenes rascadas con tenedores y cucharas de hierro; tiestos de cocina tocados como címbalos; cacerolas, dentro de las cuales se agitaba en vertiginoso remolino un molinillo de batir chocolate; peroles de cobre en que tañían broncas campanadas fuertes manos de almirez; latas atadas a un cordel y arrastradas por el suelo; trébedes repicados con varillas de hierro, y, por cima de todo, la lúgubre y ronca voz del cuerno, y la horrenda vociferación de muchas gargantas humanas, con esa cavernosidad que comunica a la laringe el exceso de vino en el estómago.

Hería el suelo tan blandamente, que no parecía sino que se deslizaba por sobre el pavimento, o que algunos hilos invisibles le sostenían de arriba y le columpiaban al son de la música. Con la mano diestra mostraba un adufe revuelto con listones de colores, y que engarzando mil campánulas y pequeñuelos y sonantes címbalos, correspondían, ya viva, ya suavemente, con la armonía de los músicos.

19 Así Hemán, Asaf, y Etán, que eran cantores, alzaban su voz con címbalos de bronce. 20 Y Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías, y Benaía, con salterios sobre Alamot. 22 Y Quenanías, príncipe de los levitas en la profecía, porque él presidía en la profecía, porque era entendido.

27 Y a la dedicación del muro de Jerusalén buscaron a los levitas de todos sus lugares, para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras. 28 Y fueron reunidos los hijos de los cantores, así de la campiña alrededor de Jerusalén como de las aldeas de Netofati;

5 Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo. 6 Todo lo que respira alabe a JAH. Alelu-JAH. 1 Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: 2 Para conocer sabiduría y castigo; para entender las razones prudentes; 3 para recibir el castigo de prudencia, justicia, juicio y equidad; 4 para dar prudencia a los simples, y a los jóvenes inteligencia y consejo.

Es una biblioteca maravillosa, admirablemente organizada, abierta constantemente para los poetas, y servida por pequeños bibliotecarios con címbalos que no cesan de dar música. El cuento es bonito, aunque peque de inocente, y voy a tratar de narrarlo como lo leí ayer mañana en un manuscrito de color del tiempo, que olía muy bien a alhucema seca y cuyos registros eran largos hilos de la Virgen.

Palabra del Dia

rigoleto

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