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Actualizado: 2 de junio de 2025
Acepta la espada, mide á su enemigo con una mirada de fuego, le apostrofa con un espumante resoplido, irgue un instante la formidable nuca, escarba la arena con suprema desesperacion y coraje, y embiste como un huracan.... El Espada se defiende con tres ó cuatro lances, casi inmóbil, y la fiera, como deseando poner fin á su lucha y su martirio, vuelve sobre el flanco de su antagonista, agacha la cabeza, surge como un relámpago de acero, estalla un inmenso grito de millares de bocas, suenan los clarines, y se ve, al disiparse la polvareda, la gran mole de un cadáver oscuro, como un peñasco, al pié de un hombre que saca su espada de entre el corazón y los lomos de la víctima, y la limpia tranquilamente contra la tosca piel del palpitante escombro....
La verdad es, señor observó el General, que este carácter de letra se diferencia bastante del que todos conocemos. Circunstancia deplorable en este caso, porque puede despertar sospechas y aun hacer creer que la orden no procede del Rey. General exclamé sonriéndome, ¿de qué sirven los cañones de Estrelsau si con ellos no puede disiparse una mera sospecha?
Por último, aquellas tinieblas en que se habían cruzado los resplandores de los primeros tiros, comenzaron a disiparse; vislumbramos las recortaduras de los cerros lejanos, de aquel suave, inmóvil oleaje de tierra, semejante a un mar de fango, petrificado en el apogeo de sus tempestades; principiamos a distinguir el ondular de la carretera, blanqueada por su propio polvo, y las masas negras del ejército, diseminado en columnas y en líneas; empezamos a ver la azulada masa de los olivares en el fondo y a mano derecha; a la izquierda las colinas que iban descendiendo hacia el río.
Lo más cuerdo que podía hacer era tratar de atenuar la cólera de su padre contra Dunsey, y conservar lo más posible las cosas en su antiguo estado. Si Dunstan no volvía hasta dentro de algunos días y Godfrey suponía que aquel pícaro tenía bastante dinero en el bolsillo como para poder prolongar su ausencia bastante tiempo , todo podría disiparse.
Llegado al cilindro por donde pensaban arrojar el cadáver del Rey, sentí bajo mis pies el reborde que allí formaban los cimientos; y haciendo pie me incliné bajo el enorme tubo, traté en vano de moverlo y esperé. Recuerdo que en aquellos momentos pareció disiparse toda mi ansiedad por el Rey y aun mi amor a Flavia, para no pensar más que en una cosa: el deseo vivísimo de fumar.
Tranquilízate, sal de aquí, con quedarte no le devolverás la vida. El joven prorrumpió en una risa tan estridente y tan siniestra, que su padre se estremeció hasta la médula de los huesos. Su estupor acababa de disiparse de improviso; saltó con los ojos brillantes, e hinchadas las venas de las sienes. ¿Dónde está mi madre? gritó avanzando hacia el anciano. Este trató de calmarlo.
Sin embargo, al cabo de algunos años debió renunciar á toda esperanza, porque su odio se hizo más concentrado y más mortal. Las calumnias esparcidas por ella contra su primo habían acabado por disiparse; porque la buena vida y las acciones claras son la mejor prueba de honradez que puede dar un hombre. Roussel consiguió dominar la dura corriente de malas voluntades desencadenada contra él.
Mina acariciaba la nuca de su hijo, y éste acogía la amorosa protección con un runruneo sordo, lo mismo que una bestezuela doméstica que siente disiparse su pavor. Pero el pensamiento de la madre estaba cada vez más lejos de Karl. Todo él era para Ojeda, que la devolvía a su pasado.
Primero se vio hacia la parte de los cerros, ocupados por los liberales, el humo de un fogonazo que rastreó como una nubecilla, y sonó un estampido: luego se oyó otro, y luego muchos más, hasta quedar las colinas cubiertas de un nublado espeso que tardaba largo rato en disiparse, mientras las cavidades de los montes devolvían en ecos temblorosos y roncos el tronar de la artillería.
La obscuridad que rodeaba el suceso, en vez de disiparse, iba condensándose; el juez sentía impaciencia por hallarse cara a cara con aquel que debía ser seguramente el principal actor. Cuando el Príncipe entró en la habitación, el magistrado observó atentamente su persona.
Palabra del Dia
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