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Actualizado: 8 de junio de 2025
Se agitó tanto, que tuvo que levantarse y ponerse a pasear. «Vaya que este mundo es una cosa divertida. Yo desgraciado; ella desgraciada, porque su marido es un ciego y desconoce la joya que posee.
De un hombre desgraciado ha hecho un héroe; de un infortunio, de una desventura, de un dolor, de aquella lágrima derramada allí, ha hecho Horacio Vernet una solemnidad, una magnificencia, una gloria. ¡Dios le dará toda la que merece por el bien que hizo al mundo, por el consuelo que da á mi corazon!
Llegó la hora de castigar. El honor me lo pide. No soy un asesino, soy un juez. Aquel desgraciado hombre lo decía: 'Estamos engranados en la máquina, y la rueda próxima es la que nos hace mover. Sus dientes empujan mis dientes, y ando'». ¿Por qué suspiras, hijo? le preguntó su tía, observándole caviloso y suspirante.
LA ALABANZA, en una palabra: ¡QUE ME PROHÍBAN ESTE! Las circunstancias, he pensado muchas veces, suelen ser la excusa de los errores y la disculpa de las opiniones. La torpeza o mala conducta hallan en boca del desgraciado un tápalotodo en las circunstancias que, dice, le han traído a menos.
La carta abierta, que llevaba la firma de Amaranta, decía así, después de las fórmulas de encabezamiento: «¿Eres un malvado o un desgraciado? En verdad no sé qué creer, pues de tu conducta todo puede deducirse.
Al fin nos dio razón del desgraciado preceptor un soldado, diciéndonos: Se lo llevaron entre cuatro. ¿Pero a dónde, no se sabe a dónde? El soldado, encogiéndose de hombros, fijó su vista en la puerta de San Felipe, por donde salían bastantes diputados.
Desde que un lalaqui forma el propósito de hacer el amor á una babay, hasta que se consuma el matrimonio, pasa por una serie de ceremonias y es objeto de un sinnúmero de fórmulas difíciles de enumerar, y desgraciado de él si en esa larga gestación de pretendiente á catipán, ó sea novio, y de este á maridable, infringe alguno de los infinitos detalles del larguísimo ritual del código amoroso indio.
Navarro no le dejó concluir la frase; se levantó y alargando la mano como en ademán de tapar la boca a su hermano, gritó de este modo: No la nombres, no la nombres, porque volveremos a las andadas.... Has puesto el dedo en la herida de mi corazón, que aún mana sangre y la manará mientras yo viva.... ¡Desgraciado de ti, que al ponérteme delante no puedes excitar en mí la clemencia de la fraternidad sin excitar al mismo tiempo el bochorno de la deshonra! ¿Cómo he de acostumbrarme a ver con sentimientos cariñosos a la misma persona a quien he visto siempre con horror?... Déjame en paz.
Sí, es abrir tu hogar a todos los males: Si eres pobre y tomas mujer rica, serás esclavo hasta la muerte; si la mujer no tiene nada, serás más desgraciado, porque en lugar de un estómago, tendrás que alimentar dos...» »Quisiera besar a usted la mano, amable Esfinge, pero no puedo... El matrimonio pobre dije riéndome, es el efecto terrible.
Sus compatriotas se cebaron cruelmente en su memoria, y el periodista Rufus Griswold, que había sido su amigo, hizo una repugnante campaña de difamación, caliente aún el cadáver de aquel desgraciado superior.
Palabra del Dia
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